domingo, 23 de abril de 2017

EL CINE Y LA LITERATURA

  


  Con motivo de la celebración del Día Internacional del libro, "Desde Stromboli" se llena de literatura. Para ello publicaré unos dibujos con personajes relacionados con dos obras inmortales de las letras y del cine. En primer lugar, publico un dibujo a tinta de Lana Turner, caracterizada como Milady de Winter, el pérfido personaje de la famosa novela de Alejandro Dumas "Los tres mosqueteros", llevada al cine por George Sidney en 1948. En segundo lugar, un par de dibujos relacionados con la película de Joseph L. Mankiewicz "Julio César" (1953), basada en la obra de Shakespeare del mismo título y protagonizada por un soberbio Marlon Brando en el papel de Marco Antonio.

    El cine siempre ha ido ligado a la literatura de una forma o de otra, existiendo multitud de adaptaciones literarias, muchas de ellas de gran renombre. Siempre se ha dicho que las versiones cinematográficas nunca superan a los libros en los que se basan, y es posible que sea cierto en algunos casos, pero también se han hecho magníficas películas que no desmerecen en absoluto a la obra literaria en la que tienen su base argumental. Así mismo, de una mediocre novela se puede crear una obra maestra del cine, dependiendo del genio del director y guionista. Es el caso de "La dama de Shangai" (1948), una obra maestra de Orson Welles, protagonizada por su entonces esposa, la gran Rita Hayworth, que estaba basada en una novela menor, pero que dio lugar a esta magnífica película.

    La interacción entre cine y literatura ha sido muy frecuente y continua en el tiempo y, en muchos casos, ha dado un gran resultado, culturalmente hablando. Otras adaptaciones literarias que el séptimo arte ha plasmado con gran éxito y calidad artística son por ejemplo, "Cumbres borrascosas", novela de Emily Brontë, que dio lugar a la película dirigida por William Wyler en 1939 y protagonizada por Merle Oberón y Lawrence Olivier. Otra magnífica versión de esta novela es "Abismos de pasión", de Luis Buñuel, con Jorge Mistral e Irasema Dilián. También se han hecho varias adaptaciones de la gran novela de Gustave Flaubert "Madame Bovary", destacando la que dirigió Vincente Minnelli en 1949, siendo ésta protagonizada por Jennifer Jones y Louis Jourdan. Pero una de las adaptaciones literarias más célebres que se ha llevado a la gran pantalla ha sido la de la novela de Margaret Mitchell "Lo que el viento se llevó", convirtiéndose en una película enblemática de la Historia del Cine.

   En mi opinión, la literatura es una fuente inagotable de historias apasionantes, de universos imposibles, de sentimientos de la más diversa índole, fuente de la que se nutre el cine desde sus mismo orígenes y que, nos ha llevado a disfrutar a través de inolvidables imágenes los libros que en un momento u otro hemos leído. Literatura y cine forman un tándem intercultural y atemporal, que hoy por hoy, continúa en una peculiar relación amor-odio, pero que al final converge en la fusión de dos formas de expresión artística innegables.


LOS TRES MOSQUETEROS: MILADY DE WINTER O LANA TURNER.







No hay Milady más bella ni más perversa que Lana Turner en la película que en 1948 rodó George Sidney. "Los tres mosqueteros" es una película dinámica y divertida con un D´artagnan encarnado por un atlético y danzarín Gene Kelly que, con sus coreografías y espada en mano, hace las delicias del espectador. June Allyson es la bondad personificada en el personaje de Constance y Lana Turner es el contrapunto: bellísima, suntuosa y barroca, su maldad es tan grande como su belleza. Un corazón dibujado en su mejilla nos indica que no tiene corazón. La traición anida en ella a la vez que despliega sus armas de seducción y deseo. Lana Turner está ideal en este papel, y demuestra su talento una vez más, dibujando una Milady irrepetible, que en ninguna de las versiones posteriores será superada. El dibujo de arriba, realizado a tinta en 1996, nos muestra a Lana perfectamente enjaezada para dar vida a Milady de Winter, amiga y cómplice de las maldades del cardenal Richelieu (un magnífico Vincent Price).

Acompaño el dibujo con la fotografía del libro que leí en su momento. Una entrañable versión juvenil de "Los tres mosqueteros".
 




 
 
 
 
Esta versión literaria de "Los tres mosqueteros" fue publicada por Ediciones Boga en octubre de 1973. Es un resumen de la novela de Dumas que leí a los siete u ocho años estando en segundo de EGB. Aún no había visto la espectacular y colorista película dirigida por George Sidney, pero en mi imaginación, los mosqueteros, Athos, Portos y Aramis, unidos al caballero D´artagnan luchaban a capa y espada defendiendo la ley y la justicia contra las intrigas del malvado cardenal Richelieu.
 
 
JULIO CESAR: MARCO ANTONIO O MARLON BRANDO
 
 
 


 

Siempre se ha subvalorado las adaptaciones literarias realizadas por Hollywood y a veces con razón. Sin embargo, "Julio César" (1953), de Joseph L. Mankiewicz es una película magistral, intensa y fiel al universo de Shakespeare en la medida de lo posible, salvando las distancias entre el teatro y el cine. Mankiewicz consigue de una forma brillante trasladar una obra teatral basada en hechos históricos , como es "Julio César", al lenguaje cinematográfico. Eso sí, con la impagable ayuda de un excelente plantel de actores: Louis Calhern, John Gielgud, Greer Garson, Deborah Kerr, James Mason y Marlon Brando.
 
 
 
 
 
 
 
De la interpretación de Marlon Brando como Marco Antonio, se ha escrito y hablado mucho. Yo voy a aportar mis impresiones: Brando realiza una de sus mejores interpretaciones. Rozando lo sublime, recrea de forma potente a su personaje y le confiere todo el vigor y la pasión de los que está dotado en la obra de William Shakespeare. Impresionante su aparición ante la multitud con el cadáver de Julio César (un magnífico Louis Calhern) en brazos, poco antes de rendirle homenaje en un discurso no exento de connotaciones políticas.  Con este monólogo de Brando ante la turba, éste alcanza una de las cotas interpretativas más altas de su carrera. Intensamente interpretado, ajustándose de manera magistral en cada frase que pronuncia, en cada gesto, Marlon Brando, en la piel de Marco Antonio le da el sentido teatral que requiere la tragedia, en un discurso que va desde la emotividad y el sentimiento por la muerte de César, a la brillante oratoria del mejor de los políticos. De éste modo, el actor deja la impronta de su genio interpretativo en una excepcional película que se adentra sin titubeos en el mundo del teatro, recreando nada más y nada menos que una obra de Shakespeare.
 
A continuación, os dejo la portada del libro que leí que contiene la obra de Shakespeare en la que se basó la película.
 
 
 

 
 
 
Este libro es una edición de Planeta DeAgostini del año 2000, pero yo ya lo había leído en mis años de bachillerato. Este libro formaba parte de una elegante colección dedicada al inmortal autor inglés, de la que tengo algunos títulos más. Esta obra trágica narra la conspiración y el posterior homicidio del dictador romano Julio César a manos de Bruto. La historia se traslada al rico universo de Shakespeare, y entre el verso y la prosa, el autor nos muestra dos obras dentro de una. Tras la muerte de César, empieza la obra más interesante, moderna e inalcanzable. Shakespeare desarrolla la trama de forma impecable e implacable, exponiendo dos visiones opuestas de la política y de la historia. Por un lado el absolutismo de los césares y por otro, los valores de la República. Una obra inmortal de la que el cine no podía por menos que realizar una adaptación. Fue rodada por Joseph L. Mankiewicz, un director culto y de prestigio rodeándose de los mejores actores, que realizaron magníficas interpretaciones convirtiendo la película en un gran clásico.





 
 
 
 


domingo, 16 de abril de 2017

LAS COSAS DEL QUERER (1989)




 
 



          Estrenada en 1989 y dirigida por Jaime Chávarri, "Las cosas del querer" puede considerarse ya un clásico del cine español. Con un elenco de actores importante: Ángela Molina, Manuel Bandera, Amparo Baró, Ángel de Andrés López y María Barranco, entre otros, es una película que nos ofrece, además de algunas de las coplas más populares de la época, un pequeño pedazo de nuestra historia. La película comienza en plena guerra civil española, pero su núcleo de desarrollo es durante la posguerra. Es la historia de Pepita y Mario (artísticamente, Dora y Mario), dos cantantes de copla que se conocen durante la contienda y que el destino unirá tiempo después, formando una pareja cuyo éxito recorrerá toda la geografía española. Acompañándolos, un pianista, Juan, del cual Mario está enamorado.
        
 Ángela Molina hace de Pepa, su personaje en la película, uno de los más logrados de su carrera. Temperamental y emotiva, la Molina subyuga en una interpretación cuajada de momentos álgidos. Y ante la mirada de sorpresa y de satisfacción de su padre, el recordado Antonio Molina, que asistía en ocasiones al rodaje, desgranaba con gran solvencia temas como "Triniá", "Herencia gitana" o la copla que da título a la película, "Las cosas del querer", junto a Manuel Bandera. Ángela Molina, no sólo demostró sus grandes cualidades como actriz, sino que también sabía cantar y moverse con gracia en un escenario. El personaje de Pepita conmueve en cuanto muestra las dificultades por las que tiene que pasar como mujer para llegar al éxito en una época difícil. Con una madre egoísta y dominante, (genial, Mari Carmen Ramírez), que la obliga incluso a prostituirse con el fin de obtener el lujo y la fama que ella no consiguió.
        
 Manuel Bandera interpreta a Mario, un personaje basado claramente en la vida del mítico cantante de copla Miguel de Molina, el cual, tras una paliza tremenda, fue obligado por las hordas del franquismo a marcharse de España, debido a su condición de homosexual y por su ideología republicana. (Mantuvo una relación con un alto miembro de la burguesía o de la élite militar). Manuel Bandera hace una gran interpretación de este personaje, cuyo dramático destino, fue el de tantos otros intelectuales y artistas que se vieron obligados a huir de España. El cierre de las libertades y la férrea censura que impuso el franquismo, hizo que la creatividad fuera cercenada, y que casi todas las mentes lúcidas y críticas con el régimen tuvieran que escapar , llegando a peligrar incluso sus vidas. Emotiva la secuencia cuando Mario, en su última actuación en el teatro, antes de ser expulsado salvajemente del país, le dedica a Pepita "La bien pagá", cuando por fin, Pepita, obligada por la ambición de su madre, acepta la oferta para hacer cine, y la pareja Doria y Mario se rompe. Intenso también a la hora de expresar su amor por Juan, compañero en la guerra y en el arte. Un amor imposible.

El papel de Juan está magníficamente interpretado por Ángel de Andrés López. Juan es de un carácter explosivo, tanto como el de Pepa, con lo cual, chocan continuamente, sin embargo, cuanto más fuertes son las broncas, más dulces son las reconciliaciones.

Todo esto y mucho más es esta excepcional película, que incluye momentos de humor a cargo de María Barranco o de Eva León, que forman parte del elenco de artistas que acompañan a Dora y Mario en sus giras.

Dirigida con agilidad y alegría , el film es también un reflejo agridulce del mundo de los artistas en una de las épocas más difíciles de nuestro país, y Jaime Chávarri, consigue una de sus mejores películas. Tal fue su éxito artístico y popular, que años después, se realizó una secuela: "Las cosas del querer 2", pero esa es otra historia para contar.

miércoles, 12 de abril de 2017

TRES PELÍCULAS, TRES CLÁSICOS.

Hoy quiero comentar un poco a través de unos carteles que dibujé hace tiempo, tres películas que por una u otra razón, han formado parte de mi vida y que se han convertido en tres clásicos indispensables en mi videoteca. Se trata de "Psicosis" (1960), de Alfred Hitchcock, "El forajido" (1943), de Howard Hughes, y "Niágara" (1953) de Henry Hathaway. Tres películas tan distintas como míticas, que de vez en cuando vuelvo a ver por puro placer, disfrutando de nuevo de sus excelencias. Tres clásicos legendarios.

PSICOSIS (1960)



En 1960, el maestro Hitchcock estrenaba su película "Psicosis", una película de terror y suspense que se convertiría en santo y seña del director. Rodada en blanco y negro y magníficamente interpretada por Anthony Perkins, Janet Leigh y John Gavin, es considerada una obra maestra que influiría en varias generaciones de cineastas, hasta el punto de que en los años 90, el director Gus Van Sant, rodó una secuela de la misma, copiando plano por plano al gran clásico. Fue una osadía por su parte. Ni que decir tiene que, ni por lo más remoto se acercó a la película original. Rodada en color, y con Vince Vaungh como Norman Bates, la película fue un fiasco en todos los sentidos y un retroceso en la hasta entonces interesante carrera de Gus Van Sant. La historia de Marion Crane (Janet Leigh), una secretaria que huye con el dinero de un cliente de la empresa donde trabaja, para empezar una nueva vida con su amante, forma ya parte de la Historia del Cine y de la cultura. Su parada en aquel motel semiabandonado, lúgubre y sombrío, donde es atendida por Norman Bates, un joven perturbado, precipita el comienzo de su trágico final. La famosa secuencia de la ducha, donde Marion muere a manos de la "madre" de Norman, ha hecho correr ríos de tinta y ha sido fuente de inspiración para el cine de terror moderno. Audaz e inquietante hasta el límite, "Psicosis" ha formado desde siempre parte de mis películas favoritas. Este cartel a lápiz del famoso film, define muy bien la misma, una obra maestra en blanco y negro, que por sus muchos méritos forma ya parte de la historia del séptimo arte.

EL FORAJIDO (THE OUTLAW) (1943)



Una de mis películas fetiche es "The outlaw", dirigida por el excéntrico multimillonario y cineasta, Howard Hughes cuando era el dueño de la RKO. Este western atípico, narra la historia de Billy el Niño, y significó el lanzamiento al estrellato de la exuberante Jane Russell. La película en sí, es más bien endeble, y lo mejor de ella es sin duda la Russell, empeñada en desafiar a la censura y a la ley de la gravedad con un busto espectacular, realzado por unos vertiginosos escotes que, para la época, resultaban escandalosos. Guapa y salvaje, tumbada sobre la paja de un granero, con un revólver o un látigo en la mano, Jane Russell aparece así en el cartel de la película y deja una imagen inolvidable para la iconografía del cine y de la cultura popular. El film, comenzó a rodarlo el director Howard Hawks, pero lo dejó a los pocos días para rodar "El sargento York" con Gary Cooper de protagonista. Entonces Howard Hughes tomó el relevo y comenzó la que sería una película mítica, bordeando siempre los límites de la censura y a veces, sobrepasándolos y desafiando al llamado "Código Hays", un código que establecía hasta donde se podía llegar moralmente en una película. Para poder estrenarla, Hughes, realizó algunos cortes en la misma, pero aún así, la película fue retirada de los circuitos comerciales a la semana de su estreno. Ya en 1946, volvió a estrenarse. La frase de promoción fue: " La película que no pudieron parar", explotando el escándalo que supuso su primer estreno. Vista hoy, se trata de una película ciertamente audaz para una época marcada ya por una moral hipócrita y represiva, representada por el famoso código Hays. El desbordante erotismo de Jane Russell y las referencias homoeróticas en torno a la figura de Billy el Niño, supusieron que el film fuera piedra de escándalo y tropezara varias veces con la férrea censura de la época.  En fin, creo que "El forajido" es una película singular por todas estas razones, y por supuesto, por el descubrimiento para el cine de Jane Russell, una bomba erótica que dejó su impronta en esta y en películas como "Los caballeros las prefieren rubias" , junto a Marilyn Monroe.

NIÁGARA (1953)



El auténtico lanzamiento al firmamento cinematográfico de Marilyn Monroe fue la película "Niágara". Rodada a todo color en 1953, tenía como escenario las impresionantes cataratas que dan título al film. El director Henry Hathaway, rodó este thriller donde se entremezclan las pasiones con la intriga y el espectáculo. Porque "Niágara" es en sí misma, puro espectáculo de principio a fin. En esta película entran en combate dos fuerzas de la naturaleza: por un lado, las cataratas, y por otro, Marilyn Monroe, que pasea su volcánica presencia a lo largo y ancho de la misma. Es una película de amores infieles, de celos incontrolados, de pasiones que se desbordan y que acaban en tragedia. Junto a Marilyn, dos actores extraordinarios: Joseph Cotten, interpretando a su celoso marido, y Jean Peters, en el papel de una joven recién casada que va a pasar la luna de miel a las cataratas del Niágara. Marilyn Monroe es Rose Loomis, esposa infiel y asesina latente. Planea con su amante matar a su marido, un ex-combatiente con problemas psicológicos y enfermo (y con razón) por los celos. Este es el argumento de la película que tiene todas las características del mejor cine negro, solo que mezclado con otro género emblemático en el cine de Hollywood de los años 40 y 50: el melodrama. En mi memoria siempre, una de sus mejores secuencias  y de las más emblemáticas: se celebra una fiesta en el jardín, todos los vecinos beben y bailan al son de la música de un tocadiscos. Se abre una puerta y  aparece ella: Rose-Marilyn, viste un escotado y ceñido vestido color cereza, tacones de vértigo y chal blanco. Su pelo es acariciado por una suave brisa de verano que parece acompañarla cuando comienza a caminar. Comienza el espectáculo: con paso firme y  sinuoso contoneo, exponiendo toda la sensualidad que es capaz de ofrecer (que es incalculable), se acerca con un disco en las manos y pide que lo pongan. La canción que quiere escuchar es tan sensual como ella misma: Se titula "Kiss", y con ella, consigue lo que se propone: volver loco de celos a su marido y que se ponga en ridículo delante de todos. Una secuencia magistral, inolvidable como la misma película. "Niágara" fue promocionada con estas dos frases , entre otras: "Las dos maravillas del mundo: Marilyn Monroe y Niágara" y "Un torrente de pasiones que desbordan la naturaleza." Las dos frases muy acertadas, fieles al alma de la película.