lunes, 22 de mayo de 2017

FARRAH FAWCETT: UNA ACTRIZ CON "ANGEL".



La fascinación de Farrah Fawcett va más allá de su evidente belleza: icono de moda, actriz de culto y una excelente pintora y escultora. De familia acomodada, Farrah fue una capacitada estudiante de Bellas Artes en la universidad de Texas, donde se licenció. Por su cabeza nunca pasó la idea de ser actriz, ni desde luego ser tan famosa como fue. Sin embargo, estaba predestinada. Ya en la universidad, fue nombrada la estudiante más guapa, y ahí comenzó su carrera; primero como modelo publicitaria y después como actriz. Era el año 1979 cuando la vi por primera vez en aquella mítica serie de televisión, "Los ángeles de Charlie", junto a Kate Jackson y Jaclyn Smith, pero su fama ya era universal. La serie se estrenó en EEUU en 1976, y Farrah se convirtió de la noche a la mañana en un ídolo de masas. Su cabello y su sonrisa desataban pasiones entre los hombres (que soñaban con ella) y las mujeres (que la imitaban). Su peinado causó furor en aquella generación de los años 70 y su personalísimo estilo la convirtió en un icono que marcó la mencionada década.







También fue un sex-symbol de alto voltaje, pero su erotismo estaba basado en la naturalidad y en la simpatía. Farrah, al igual que Marilyn, tenía esa cualidad que la hacía parecer, además de una superestrella, la sencilla chica de la puerta de al lado. Estas cualidades, unidas a su gran capacidad interpretativa fueron las que elevaron a esta actriz a los altares de la fama.
Anteriormente a "Los ángeles de Charlie", Farrah había hecho sus incursiones en el cine y la televisión, interviniendo en pequeños papeles en la película "Myra Breckenridge" (1970), donde se rodeó de estrellas como Raquel Welch, Tom Selleck o Mae West, o "La fuga de Logan" (1976), al lado de actores como Michael York o Richard Jordan, mientras que en televisión, participaría de manera esporádica en series como "Harry O", "Los hombres de Harrelson" o "El hombre de los seis millones de dólares", al lado de quien fue su marido, Lee Majors, y de quien adoptó su segundo apellido, llamándose en la primera etapa de su carrera Farrah Fawcett-Majors.








En "Los ángeles de Charlie", Farrah interpreta el papel de Jill Munroe y aparece radiante y encantadora, al igual que sus compañeras de reparto, Jaclyn Smith (Kelly Garrett) y Kate Jackson (Sabrina Duncan). Son tres "ángeles" a la caza del malhechor; vestidas de Givenchy y con tacones de vértigo, ofrecían además de glamour, la imagen de mujeres independientes y preparadas, que podían competir con cualquier hombre en inteligencia y audacia. Ese fue el secreto del éxito de esta serie, que vista hoy, resulta divertida e ingenua, y en la que brillan tres actrices tan bellas como familiares.









Tras su primera temporada en la serie, Farrah decide abandonarla para dedicarse por completo a su incipiente y prometedora carrera en el cine. Ello le acarrearía a la actriz todo tipo de problemas con la productora, la cual la demandó por incumplimiento de contrato. Fue condenada (afortunadamente para los fans) a aparecer esporádicamente en la serie, protagonizando inolvidables episodios como "El regreso del ángel" o "El príncipe y el ángel".
La carrera de Farrah Fawcett en el cine no dio de sí lo que se esperaba de ella, y no por falta de méritos de la actriz. Su primer gran papel protagonista en el cine fue en la película "Alguien mató a su marido" (1978), de Lamont Johnson, compartiendo cartel con un gran actor, Jeff Bridges. En ella, Farrah, interpreta a una mujer casada y con un hijo a la que acusan de la muerte de su marido. Es cierto que no es una gran película, pero está bien resuelta; tiene cierta solidez y los actores realizan una interpretación ajustada. Las críticas no fueron buenas y especialmente duras para Farrah. A finales de los setenta, a una mujer guapa, aún le costaba demostrar que además de belleza, podía tener talento como actriz. Este injusto tópico, alimentado por Hollywood durante décadas, fue sufrido por actrices de la talla de Ava Gardner, Rita Hayworth o Lana Turner, a las cuales, la industria siempre subvaloró en lo que valían, anteponiendo su belleza a su talento. Pero Farrah no se daba por vencida y en 1979 rueda "Sol ardiente", de Richard C. Sarafian, en este film, interpreta a Ellie, una modelo que colabora por azar con un detective en la resolución de un caso. La película es entretenida y mantiene un ritmo divertido, teniendo como fondo los bellos paisajes de Acapulco. Aquí Farrah comparte plató y escenas con actrices como Joan Collins o la mítica Eleanor Parker. De pareja protagonista tuvo a Charles Grodin, un actor que no llegó a destacar, pero que más tarde fue protagonista de una buena película como es "Huida a medianoche", al lado de Robert de Niro.







Para la historia queda la belleza de Farrah realzada por unos cuantos modelazos que exhiben su personal glamour y un bañador de neopreno que dejará una imagen icónica dentro de la cultura popular y cinematográfica.
"Saturno 3", película estrenada en 1980, fue dirigida por Stanley Donen y protagonizada junto a Farrah por el veterano Kirk Douglas y Harvey Keitel. Aunque tampoco fue bien recibida por la crítica, esta película se ha convertido con el tiempo en un referente ineludible dentro del género de la ciencia ficción. Este filme es una metáfora y una reflexión sobre la soledad del ser humano y su capacidad de adaptación. La historia que nos cuenta es como en un tiempo futuro, Adam (Kirk Douglas) y Alex (Farrah Fawcett), dos científicos que se encuentran en una estación espacial cerca de Saturno, investigan como conseguir alimentos debido a la escasez de estos en la tierra. Su vida plácida y rutinaria, se verá interrumpida por la llegada del capitán James, (Harvey Keitel), el cual trata de destruir los planes de los dos científicos, al verse rechazado por Alex, de la cual, se había enamorado previamente. James es el creador de Héctor, un robot que utiliza para conseguir sus propósitos, pero que finalmente, se volverá contra él.







Fue una película rodada en Londres, con guión del escritor Martin Amis, que fue injustamente olvidada por la crítica, pero que el público la ha elevado a la categoría de película de culto. Es, sin duda, una de las mejores películas de Farrah, donde realiza una buena interpretación y donde deja también imágenes iconográficas de su inmortal belleza muy veneradas por sus fans en todo el mundo.
En la década de los ochenta, Farrah comienza una nueva etapa en su carrera, marcada por la búsqueda de papeles más comprometidos, dando vida a toda una serie de personajes dramáticos que le reportarán múltiples nominaciones a premios como los Emmy o los Globos de Oro, entre otros, y dejará constancia de su gran talento como actriz. En los años ochenta compaginará el cine, la televisión y el teatro, donde cosechará un gran éxito interpretativo y de público, con la obra "Extremities", de la que se hizo una versión cinematográfica también con ella como protagonista que le valió una nominación al Globo de Oro a la mejor actriz. En televisión, tuvo la oportunidad de interpretar grandes papeles de contenido social y dramático en películas como "Asesinato en Texas" (1982) o "Maltratada" (1984), por la que recibió una muy merecida nominación a los Emmy, siendo además este telefilm declarado el mejor del año por la prensa especializada.







En 1985, se estrenó una de sus mejores películas para el cine, "Extremities", donde realiza su interpretación más completa. En ella Farrah es Marjorie, una mujer acosada por un psicópata que se encuentra sola ante la adversidad, pero su fortaleza y su instinto de supervivencia, la llevará a superar esta situación. Humillada y vejada en su propio domicilio, Marjorie encontrará la forma de liberarse del salvaje ataque de su agresor estableciéndose una dura lucha física y psicológica con él, en la que prevalecerá la firme voluntad de ella para sobrevivir. El excelente guión de William Mastrosimone, autor también de la obra teatral del mismo título, le da la posibilidad a Farrah de demostrar su excepcional talento y su fuerza a la hora de afrontar papeles tan duros como el de Marjorie. Aquí las críticas se rindieron a la evidencia: Farrah Fawcett realiza una maravillosa composición dramática, llena de matices, expresando magistralmente el terror y la presión psicológica sufrida por el personaje.
En 1987, vuelve a la televisión para realizar otra interpretación memorable:"Pobre niña rica", la vida de Bárbara Hutton, la multimillonaria heredera del imperio Woolworth, y también destaca en telefilmes de gran calidad artística, como son "Margaret Bourke-White", en la que interpreta a la famosa fotógrafa de los años veinte, o "Barbie, el carnicero de Lyon", donde da vida a Beate Klearsfeld, una mujer que se hizo famosa por perseguir a los nazis que permanecían ocultos en distintos países. A finales de los ochenta, Farrah vuelve a sorprender a público y crítica con su brillante interpretación en la miniserie "La víctima inocente", donde se pondrá en la piel de un personaje desequilibrado, hasta tal punto que por el amor de un hombre es capaz de atentar contra la vida de sus propios hijos. En este papel, Farrah demuestra su capacidad para afrontar personajes que requieren fortaleza física y psíquica y que no son gratos de interpretar.
En los años noventa, vuelve al cine con un pequeño , pero muy lucido papel en una película dirigida e interpretada por Robert Duvall, "El Apóstol", donde interpreta a una mujer, esposa de un predicador, que es objeto de malos tratos por parte de éste. Es nominada para los premios "Independent Spirit", que se dan en EEUU a películas estrenadas fuera del circuito comercial habitual. Su última gran interpretación en el cine fue en el año 2000, en la película de Robert Altman, "El doctor T y las mujeres", en un reparto coral donde coincidió con Richard Gere, Laura Dern  y Shelley Long, y en la que dio una breve  y mágica lección interpretativa.







Farrah Fawcett ha sido una actriz muy querida y admirada por el público. En mi imaginería cinematográfica ella ocupa un lugar relevante porque formó parte de mis sueños de adolescencia y su bella sonrisa me ha ido acompañando a lo largo del tiempo. Todavía hoy, me sigue observando con sus grandes ojos entre verdes y azules, desde un querido y viejo póster de la revista "pronto" que tengo enmarcado y colgado en el salón. Los años han pasado, pero su imagen y su recuerdo no se desvanecen. Ella dijo una vez que lo que realmente quería era llegar al corazón de la gente, y efectivamente, lo logró con creces. Llegó y alcanzó nuestro corazón con su gran simpatía y belleza, a lo que hay que añadir un talento especial para la interpretación y el arte. Farrah Fawcett murió a la edad de 62 años, el 25 de Junio del año 2009, y desde entonces, su leyenda se ha ido acrecentando y su recuerdo sigue más vivo que nunca entre los millones de admiradores que existen en el mundo. Un recuerdo para el eterno "ángel" de una actriz eterna.














miércoles, 10 de mayo de 2017

JAMES DEAN: EL ETERNO REBELDE




Con tan solo tres películas, James Dean consiguió un lugar de privilegio en el firmamento de las estrellas de Hollywood. Aún hoy, sigue siendo idolatrado, venerado y recordado por las nuevas generaciones. Su influencia va más allá de lo meramente cinematográfico en tanto que, su vida y obra, reflejaron al unísono, el ímpetu de la juventud y los problemas generacionales. James Dean, es por tanto, un icono que marcó toda una época, la de los cincuenta y junto con Marilyn, uno de los mitos más imperecederos del séptimo arte.






James Byron Dean nació en Marion (Indiana) el 8 de febrero de 1931. Sus padres fueron Mildred Winslow y Winton Dean. Su padre, poco dado a los afectos, era distante con el niño. La madre, sin embargo, una mujer de talento, estuvo absolutamente involucrada y dedicada a su cuidado y educación. Su trágica muerte, cuando Jimmy tenía nueve años supuso un trágico golpe para el niño. Su padre, que no sabía que hacer con él, lo envió con su hermana y su cuñado que vivían en una granja en Fairmount, también en Indiana y allí fue criado y educado.
Desde su adolescencia, James Dean fue un chico tímido y sensible, con inclinación natural hacia las artes, aunque también hacia el deporte ( fue miembro del equipo de baloncesto y de béisbol en su época de secundaria). Durante esta época es cuando despierta en él su interés por la interpretación y participa en sus primeras representaciones teatrales. El teatro marcó sus años de universidad, participando activamente en todas las obras que se representaban, entre ellas "Macbeth", donde interpretó a Malcolm. Tras su paso por la universidad, comenzó con pequeños papeles para la televisión, un medio nuevo para él. Marchó a Nueva York, y consiguió entrar en el afamado "Actor´s Studio", una de las más prestigiosas escuelas de interpretación de la época, pero no duró mucho su estancia allí. Sus continuos desacuerdos con el sistema de la escuela hicieron que se marchara y no fue hasta 1953, cuando Dean consiguió un gran papel, esta vez en Broadway con la obra "El inmoralista" de André Gidé, recibiendo críticas elogiosas por su trabajo, que fue excelente, tanto que consiguió el premio Tony de teatro por su  trabajo.






Durante una de las representaciones, el director de cine Elia Kazan, descubrió en él su gran talento y su gran capacidad interpretativa y pensó que sería ideal para el papel protagonista de "Al este del Edén" (1955). Su gran oportunidad como actor le llegó con esta película basada en la novela de John Steinbeck, del mismo título. En esta película James Dean interpreta a Cal Trask, un personaje hecho a su medida, con todas las controversias personales que podría tener el actor. En este gran clásico, James Dean borda su papel, en una composición que emociona desde el primer momento, cuando el espectador se da cuenta de la falta de amor que ha invadido la vida del personaje desde el mismo momento en que nació, y cómo a pesar de ello, sigue buscando en su padre (Raymond Massey) el reconocimiento que nunca tuvo, y en su amargada madre ( una extraordinaria Jo Van Fleet ), el amor y el afecto indispensable para el desarrollo de cualquier ser humano. Cal ve en su hermano Aron, (Richard Dávalos), su enemigo. Aron es una persona dócil y acomodaticia a quien el padre muestra todo su apoyo y afecto, y que es objetivo de la ira de Cal. La mejor venganza es robarle a su novia, Abra, interpretada por la actriz Julie Harris. Todos los intérpretes están fabulosos y James Dean realiza una interpretación donde los matices dramáticos emergen a cada momento, subyugando y dotando al personaje del dolor, de la ternura y del desamparo totalmente necesarios para componer este dramático y magistral personaje de la obra de Steinbeck. Este papel supuso para Dean, una nominación a los oscars. 


 
 
Su siguiente película es "Rebelde sin causa", también de (1955). En ella, James Dean recrea a Jimmy Stark, un estudiante de instituto, cuya vida está marcada por la inestabilidad que supone el continuo traslado de residencia de sus padres. Se trata por tanto de un chico desorientado y con problemas para autoafirmarse, que le llevan la mayoría de las veces a sumergirse en conflictos inesperados.
James Dean otorgó a sus personajes una profundidad psicológica, gracias a la cual, muchos de los jóvenes de la época se identificaron con su imagen, ya icónica: cazadora roja, sobre camiseta blanca y jeans, y el cigarrillo desmayado, colgando de sus labios. Todo un tipo duro, bajo cuya piel, se escondía un alma sensible, y en cierto modo, desvalida. Nicolas Ray dirigió esta obra maestra con gran destreza adentrándose en los problemas y en los choques que se dan entre distintas generaciones, adquiriendo este tema un toque social y de modernidad, que hace que esta película, vista hoy, siga plenamente vigente. Al lado de James Dean, una bella y joven Natalie Wood, y un desamparado Sal Mineo.
 
 



La última película de James Dean fue "Gigante" (1956), un film basado en la novela de Edna Ferber, dirigido por George Stevens y cuyos estelares compañeros de reparto fueron Elizabeth Taylor y Rock Hudson. En esta película James Dean realiza una de sus interpretaciones más completas. En el papel de Jett Rink, un empleado del matrimonio Benedict, interpretado por Hudson y Taylor, dota al personaje de nuevos matices: su amor por Leslie, la esposa de su jefe y a la que trata de conquistar; su extrema ambición, provocada sin duda por el amor que siente hacia ella y que le lleva a desear ser rico para tenerla a su lado, y su frustración al no conseguirla, pese a haber encontrado petróleo y haberse convertido en un gran magnate. En esta película vemos evolucionar el personaje desde su juventud hasta su madurez, una madurez marcada por la soledad, la frustración y el alcoholismo y James Dean lo consigue con una facilidad extraordinaria, lo que viene a corroborar su inmenso talento como actor. Es la prueba de su gran versatilidad y de lo que hubiera podido haber dado de sí como intérprete, si hubiera seguido vivo.





Los años cincuenta no hubieran sido lo que fueron, sin James Dean, que es junto a Marilyn Monroe y Marlon Brando, un referente ineludible de dicha época. Su imagen transgresora y libre lo convirtió en un icono de modernidad, siendo emulado por toda una generación de jóvenes que se sentían identificados con su vida y sus películas. Su temprana desaparición forjó una leyenda que aún perdura, pero estoy seguro de que si hubiera continuado vivo e interpretando, su leyenda no hubiera disminuido, más bien se hubiera acrecentado, pues su talento nos hubiera hecho disfrutar de muchas grandes interpretaciones, que hoy se han perdido en los confines de la eternidad. Un recuerdo para este gran actor, este rebelde eterno que con solo tres películas alcanzó la gloria y la inmortalidad en el universo de las estrellas del cine.  




    





lunes, 1 de mayo de 2017

BETTE DAVIS: UNA LEYENDA DEL CINE


Bette Davis pertenece a la estirpe de las grandes actrices. Soberbia y temperamental, la Davis hizo todo o casi todo a lo largo de su extensa y fructífera carrera. Trabajó con los mejores directores y tuvo a su lado a magníficos actores. Su físico, totalmente atípico para el canon de belleza establecido por los estudios cinematográficos de Hollywood, no le impidió forjarse una carrera cuajada de grandes películas, donde ella, brillaba una y otra vez en interpretaciones fabulosas, donde nos mostraba todo el dominio y la versatilidad de la que era capaz. Exigente hasta el máximo, se enfrentó a infinidad de papeles a lo largo de su vida, dando siempre lo mejor de sí  misma.





La década de los años 30 marca el inicio de su carrera cinematográfica, no sin antes pasar por Broadway. Realiza sus primeras pruebas para el cine con poco éxito, aun así, consigue su primer contrato con la Universal, donde en 1931, debuta con "Bad Sister" y  trabaja también en una primera versión de "El puente de Waterloo" donde participó en un pequeño papel. En 1932, empiezan los primeros papeles ya de protagonista que alternará con otros de menor relevancia. Pero fue "Cautivo del deseo" (1934), de John Cromwell lo que supuso para Bette Davis su lanzamiento definitivo como actriz. Es una película basada en la novela "Servidumbre humana", del gran escritor Somerset Maughan, con un personaje hecho a la medida de la actriz: Mildred Rogers, que supuso el inicio de toda una serie de personajes que la encumbrarían dentro de un género como es el melodrama. Mildred entra dentro de la gama de papeles de mujeres inconformistas, ambiciosas y contradictorias, mujeres con una personalidad que no se adaptaban a los cánones de la época y que Bette interpretó a la perfección.



 

 
De Bette Davis hablaremos en este blog largo y tendido. Su fuerte personalidad y carácter así como sus innumerables éxitos profesionales dan para mucho. Inolvidable siempre, en sus caracterizaciones ha creado todo un universo de personajes femeninos que van desde mujeres cuya maldad rebasa todos los límites como es el caso de Regina Giddens, en "La loba", o mujeres cuyo patetismo conmueven al espectador desde suntuosos melodramas como "La solterona". En "Jezabel", compone uno de sus más fascinantes personajes: Julie Marsden, una mujer sureña, impulsiva y de fuerte temperamento, que desafía a la sociedad de la época. Una sociedad marcada por el tradicionalismo más férreo, donde las mujeres no tenían ni voz ni voto. En un baile de la alta sociedad sureña, y cuando todas las jóvenes deben acudir a él, vestidas de blanco inmaculado, ella, por dar celos a su novio, aparece con un pecaminoso vestido rojo provocando el consiguiente escándalo entre las gentes que se encuentran en el baile. Bette está perfecta en este extraordinario papel, consiguiendo el Oscar a la mejor actriz principal.



 
 
La caricatura que aquí podéis ver refleja a Bette Davis en uno de los  personajes más importantes de su insigne carrera: el de Margo Channing en "Eva al desnudo" (1951). Dirigida por Joseph L. Mankiewicz, la película es una obra maestra que narra los entresijos del mundo del teatro a través de Eva (una magnífica Anne Baxter), una aspirante a actriz, que se cuela en la vida de Margo y se gana su confianza sin otro fin que escalar peldaños y llegar a ser una primera figura, pasando por encima de la propia Margo si es preciso. Margo Channing es una diva del teatro, con todo lo que eso conlleva: tiene gran talento, un carácter fuerte y explosivo y algunas inseguridades en su vida personal, puesto que su pareja es más joven que ella. Pero además, tiene buen corazón, lo cual hace que sucumba ante la estrategia de Eva, que se presenta ante ella como una chica desvalida, amante del teatro y aspirante a actriz. Después, Eva enseñará sus garras. Con un reparto impresionante, en el que sobresale George Sanders, como el cínico crítico teatral, Addison de Witt. También cuenta con la presencia de una jovencísima Marilyn Monroe en uno de sus primeros papeles: el de Miss Caswell, logrando destacar y creando un personaje delicioso, lleno de encanto.
 
 



Los años cuarenta fueron el escenario más fructífero para la carrera de Bette Davis, llegando a trabajar con los mejores directores del momento, como John Huston, Anatole Litvak, William Dieterle, Vincent Sherman o su director fetiche, William Wyler. Y trabajó con los mejores actores: Humphrey Bogart, Charles Boyer y Joseph Cotten , entre otros, pero está claro que las películas estaban hechas por y para ella, a la medida del temperamento de una gran actriz cuyos personajes centraban la atención de críticos y espectadores y que constituían un triunfo tras otro para ella.
A finales de los cuarenta, su carrera entró en declive, pero Bette resurgió de sus cenizas gracias a "Eva al desnudo", película a la que me he referido anteriormente. Siguió trabajando, aunque sin encontrar personajes de la fuerza y de la categoría de Margo Channing, por el que fue nominada al Oscar. Los cincuenta fueron una época de búsqueda y de lucha por salir del ostracismo al que la condenaban los estudios de cine, asignándole con frecuencia papeles que no estaban a su altura.




Durante la década de los sesenta, Bette Davis vivió una revitalización de su carrera. En plena madurez, compondría toda una serie de personajes dentro de un género nuevo para ella: el terror psicológico. " ¿Qué fue de Baby Jane?" (1962) , fue el rutilante inicio de esta nueva etapa. Dirigida por Robert Aldrich, tuvo como compañera de reparto a otra gran diva de Hollywood, Joan Crawford, formando una pareja que hizo correr ríos de tinta en su época. Dos egos tan desmedidos no tenían más remedio que chocar, y así ocurrió. Recientemente se ha estrenado una interesante serie de televisión sobre el azaroso rodaje de esta película, con Susan Sarandon y Jessica Lange en los papeles de Bette y Joan, dos genios antagónicos, que escribieron sus nombres con letras de oro en la historia del séptimo arte. En 1964, rodaría "Su propia víctima" y en 1965, de nuevo con Robert Aldrich, "Canción de cuna para un cadáver", otra de sus máximas interpretaciones al lado de una magnífica Olivia de Havilland. Durante esta década siguió trabajando con más o menos fortuna con papeles encuadrados también en el género de terror. Y ya en los años setenta, Bette Davis se limitó a apariciones estelares en la televisión y a algún otro papel en el cine.





En 1989, Bette Davis recibió el premio Donostia en el Festival de 
Cine de San Sebastián. Pese a su delicado estado de salud, no dudó en organizar el viaje y acudir, levantando, como no podía ser de otra manera, una gran expectación en nuestro país, dejando constancia de su magnetismo, de su fuerza y de su temperamento. Envuelta en el humo de sus cigarrillos, participó en una rueda de prensa que quedará para los anales de la historia del festival. Ya no quedan actrices como la Davis, ni estrellas de tal relumbrón, porque además de su inmenso talento, Bette Davis tenía eso que se llama magia, una magia solo al alcance de  aquellos que fueron llamados a hacer del entretenimiento un arte y al revés, hacer del arte un entretenimiento. En el Olimpo de los dioses cinematográficos, Bette Davis por méritos propios tiene un lugar de privilegio.