Tu sangre blanca sobre las ortigas,
entre el olor a incienso de fusiles,
la rosa con sus pétalos de luto
y el ruiseñor sin trinos en su pico.
Por ti llora el alba, Federico,
Pero ríen los corazones donde vives,
porque tu río inagotable de poesía,
nos aniquila y nos deja sin aliento.
Tu grandeza es inmortal, y el universo
no puede poner cerco a la belleza
que emana infatigable de tus textos.
Qué bonito Juan dedicado a Federico.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado y gracias por comentar. Un abrazo, Paqui!
Eliminar¡Absolutamente maravilloso!
ResponderEliminarFederico late en el aire, late en tus versos y en nuestros corazones...salud y poesía, amigo mío....
Muchas gracias, Carmen, por tu precioso comentario. Así es, Federico, siempre presente, siempre en nuestra memoria y como tu bien dices, en nuestros corazones. Salud y poesía. Un abrazo!!
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