Con motivo de la celebración del Día Internacional del libro, "Desde Stromboli" se llena de literatura. Para ello publicaré unos dibujos con personajes relacionados con dos obras inmortales de las letras y del cine. En primer lugar, publico un dibujo a tinta de Lana Turner, caracterizada como Milady de Winter, el pérfido personaje de la famosa novela de Alejandro Dumas "Los tres mosqueteros", llevada al cine por George Sidney en 1948. En segundo lugar, un par de dibujos relacionados con la película de Joseph L. Mankiewicz "Julio César" (1953), basada en la obra de Shakespeare del mismo título y protagonizada por un soberbio Marlon Brando en el papel de Marco Antonio.
El cine siempre ha ido ligado a la literatura de una forma o de otra, existiendo multitud de adaptaciones literarias, muchas de ellas de gran renombre. Siempre se ha dicho que las versiones cinematográficas nunca superan a los libros en los que se basan, y es posible que sea cierto en algunos casos, pero también se han hecho magníficas películas que no desmerecen en absoluto a la obra literaria en la que tienen su base argumental. Así mismo, de una mediocre novela se puede crear una obra maestra del cine, dependiendo del genio del director y guionista. Es el caso de "La dama de Shangai" (1948), una obra maestra de Orson Welles, protagonizada por su entonces esposa, la gran Rita Hayworth, que estaba basada en una novela menor, pero que dio lugar a esta magnífica película.
La interacción entre cine y literatura ha sido muy frecuente y continua en el tiempo y, en muchos casos, ha dado un gran resultado, culturalmente hablando. Otras adaptaciones literarias que el séptimo arte ha plasmado con gran éxito y calidad artística son por ejemplo, "Cumbres borrascosas", novela de Emily Brontë, que dio lugar a la película dirigida por William Wyler en 1939 y protagonizada por Merle Oberón y Lawrence Olivier. Otra magnífica versión de esta novela es "Abismos de pasión", de Luis Buñuel, con Jorge Mistral e Irasema Dilián. También se han hecho varias adaptaciones de la gran novela de Gustave Flaubert "Madame Bovary", destacando la que dirigió Vincente Minnelli en 1949, siendo ésta protagonizada por Jennifer Jones y Louis Jourdan. Pero una de las adaptaciones literarias más célebres que se ha llevado a la gran pantalla ha sido la de la novela de Margaret Mitchell "Lo que el viento se llevó", convirtiéndose en una película enblemática de la Historia del Cine.
En mi opinión, la literatura es una fuente inagotable de historias apasionantes, de universos imposibles, de sentimientos de la más diversa índole, fuente de la que se nutre el cine desde sus mismo orígenes y que, nos ha llevado a disfrutar a través de inolvidables imágenes los libros que en un momento u otro hemos leído. Literatura y cine forman un tándem intercultural y atemporal, que hoy por hoy, continúa en una peculiar relación amor-odio, pero que al final converge en la fusión de dos formas de expresión artística innegables.
LOS TRES MOSQUETEROS: MILADY DE WINTER O LANA TURNER.
No hay Milady más bella ni más perversa que Lana Turner en la película que en 1948 rodó George Sidney. "Los tres mosqueteros" es una película dinámica y divertida con un D´artagnan encarnado por un atlético y danzarín Gene Kelly que, con sus coreografías y espada en mano, hace las delicias del espectador. June Allyson es la bondad personificada en el personaje de Constance y Lana Turner es el contrapunto: bellísima, suntuosa y barroca, su maldad es tan grande como su belleza. Un corazón dibujado en su mejilla nos indica que no tiene corazón. La traición anida en ella a la vez que despliega sus armas de seducción y deseo. Lana Turner está ideal en este papel, y demuestra su talento una vez más, dibujando una Milady irrepetible, que en ninguna de las versiones posteriores será superada. El dibujo de arriba, realizado a tinta en 1996, nos muestra a Lana perfectamente enjaezada para dar vida a Milady de Winter, amiga y cómplice de las maldades del cardenal Richelieu (un magnífico Vincent Price).
Acompaño el dibujo con la fotografía del libro que leí en su momento. Una entrañable versión juvenil de "Los tres mosqueteros".
Esta versión literaria de "Los tres mosqueteros" fue publicada por Ediciones Boga en octubre de 1973. Es un resumen de la novela de Dumas que leí a los siete u ocho años estando en segundo de EGB. Aún no había visto la espectacular y colorista película dirigida por George Sidney, pero en mi imaginación, los mosqueteros, Athos, Portos y Aramis, unidos al caballero D´artagnan luchaban a capa y espada defendiendo la ley y la justicia contra las intrigas del malvado cardenal Richelieu.
JULIO CESAR: MARCO ANTONIO O MARLON BRANDO
Siempre se ha subvalorado las adaptaciones literarias realizadas por Hollywood y a veces con razón. Sin embargo, "Julio César" (1953), de Joseph L. Mankiewicz es una película magistral, intensa y fiel al universo de Shakespeare en la medida de lo posible, salvando las distancias entre el teatro y el cine. Mankiewicz consigue de una forma brillante trasladar una obra teatral basada en hechos históricos , como es "Julio César", al lenguaje cinematográfico. Eso sí, con la impagable ayuda de un excelente plantel de actores: Louis Calhern, John Gielgud, Greer Garson, Deborah Kerr, James Mason y Marlon Brando.
De la interpretación de Marlon Brando como Marco Antonio, se ha escrito y hablado mucho. Yo voy a aportar mis impresiones: Brando realiza una de sus mejores interpretaciones. Rozando lo sublime, recrea de forma potente a su personaje y le confiere todo el vigor y la pasión de los que está dotado en la obra de William Shakespeare. Impresionante su aparición ante la multitud con el cadáver de Julio César (un magnífico Louis Calhern) en brazos, poco antes de rendirle homenaje en un discurso no exento de connotaciones políticas. Con este monólogo de Brando ante la turba, éste alcanza una de las cotas interpretativas más altas de su carrera. Intensamente interpretado, ajustándose de manera magistral en cada frase que pronuncia, en cada gesto, Marlon Brando, en la piel de Marco Antonio le da el sentido teatral que requiere la tragedia, en un discurso que va desde la emotividad y el sentimiento por la muerte de César, a la brillante oratoria del mejor de los políticos. De éste modo, el actor deja la impronta de su genio interpretativo en una excepcional película que se adentra sin titubeos en el mundo del teatro, recreando nada más y nada menos que una obra de Shakespeare.
A continuación, os dejo la portada del libro que leí que contiene la obra de Shakespeare en la que se basó la película.
Este libro es una edición de Planeta DeAgostini del año 2000, pero yo ya lo había leído en mis años de bachillerato. Este libro formaba parte de una elegante colección dedicada al inmortal autor inglés, de la que tengo algunos títulos más. Esta obra trágica narra la conspiración y el posterior homicidio del dictador romano Julio César a manos de Bruto. La historia se traslada al rico universo de Shakespeare, y entre el verso y la prosa, el autor nos muestra dos obras dentro de una. Tras la muerte de César, empieza la obra más interesante, moderna e inalcanzable. Shakespeare desarrolla la trama de forma impecable e implacable, exponiendo dos visiones opuestas de la política y de la historia. Por un lado el absolutismo de los césares y por otro, los valores de la República. Una obra inmortal de la que el cine no podía por menos que realizar una adaptación. Fue rodada por Joseph L. Mankiewicz, un director culto y de prestigio rodeándose de los mejores actores, que realizaron magníficas interpretaciones convirtiendo la película en un gran clásico.