A veces perseguimos la quimera
De lejanas percepciones y misterios,
Sin conocer que muchas veces, sin saberlo,
A nuestro lado está la primavera.
Buscamos junto al mar la luz serena
Que nos guíe en la aventura del olvido,
Más se conduele el alma sin sentido
Y el corazón se duerme con la espera.
Pasará ya el tiempo de las horas locas
En pos de los recuerdos tan queridos,
Mientras el sol se apaga malherido
Frente al ardor oscuro de tu boca.
Y seguirá la conciencia apalabrada
Doblegando sin razón al sentimiento,
Mientras vamos dotando al pensamiento
De viejas ilusiones mal labradas.
Se queda sin embargo en mi memoria
El cálido contacto de tus manos,
La luz de tus ojos soberanos
Y el tierno verdor de nuestra historia.
Las estatuas que erguidas nos miraran
Desde su pedestal conformado por los siglos
Hoy tiemblan como hojas de ceñiglos
Porque el tiempo que enmudece, más no calla
Mientras los días impasibles las abrazan.
Arrastra con su paso los momentos,
Las vanidades y los juramentos
E invencible, siempre gana la batalla.