viernes, 9 de junio de 2017

BARBARA STANWYCK: EL PODER DEL TALENTO.



Creo que la primera vez que tuve noticias de Bárbara Stanwyck fue de niño a través de una película que se titulaba "Stella Dallas", un excelente melodrama de King Vidor donde ella realizaba una de sus grandes interpretaciones. Era en una sesión de noche en televisión. Fue todo un descubrimiento. Allí estábamos los tres, mi madre, mi hermano y yo, embelesados con las proezas interpretativas de una hasta ahora para nosotros desconocida actriz, pero que se convertiría en alguien familiar, ya que desde ese momento fuimos fieles seguidores de la estrella, intentando no perdernos ninguna de sus películas.
Bárbara Stanwyck sigue siendo para mi, una de las mejores actrices que ha dado Hollywood, caracterizada por una fuerte personalidad y por un talento y una versatilidad excepcionales. Sigo revisitando sus películas y disfrutando de sus calidades y cualidades, que son muchas. El talento de la Stanwyck aparece en cada film desde el momento mismo de su aparición. Basta con su presencia, con sus ademanes y su actitud para darnos cuenta  de que estamos ante una gran actriz. Sobran las palabras. Hoy, en "Desde Strómboli", le dedico este homenaje, este pequeño recorrido por su vida y obra, agradeciendo a ella y a los grandes directores que la acompañaron en su espectacular viaje por el difícil camino de la interpretación, el hecho de hacernos partícipes de toda una serie de historias muy bien contadas, que a veces nos emocionaron, otras nos hicieron reír, y otras, nos trasladaron de la realidad a los sueños en un abrir y cerrar de ojos. Bárbara Stanwyck fue una actriz de carácter, que dominó tanto el drama como la comedia, donde nos demostró, sin duda con gran generosidad, el poder de su talento.






Ruby Catherine Stevens, nació el 15 de julio de 1907 en Brooklyn.Su infancia fue un constante peregrinar por casas de acogida, ya que su madre murió cuando ella era muy pequeña y su padre, poco después, la abandonó. Tuvo por tanto, una niñez dura e inestable que indudablemente la marcó, pero que no le impidió conseguir sus sueños y ser la gran estrella que fue. Trabajó de telefonista y sus primeros escarceos en el mundo del espectáculo los realizó a través del vodevil. Llegó a Broadway, donde conoció al que sería su primer marido, un actor llamado Frank Fay, que intentó por todos los medios introducirla en el mundo del cine y que triunfara. Su debut en el cine se produce en 1927 con la película "Noches de Broadway" y colaborará con directores de la talla de Frank Capra o John Ford, entre otros, pero su gran oportunidad llega con la película "Stella Dallas" , de King Vidor, en el año 1937.  En este melodrama, Bárbara Stanwyck interpreta a una mujer de clase obrera que aspira a ascender de status social algún día, para ello se casará con el jefe de la empresa donde trabaja su hermano. Sin embargo, su forma de afrontar la vida, sincera y sin hipocresía, le crea problemas entre la sociedad a la que ella quiere pertenecer a toda costa, una sociedad donde impera el prejuicio y el clasismo. Separada de su marido por propia voluntad, y porque no acepta las reglas que la alta sociedad le trata de imponer, Stella criará a su hija ella sola, con muchos sacrificios, y hará de ella el centro de su vida. Finalmente, las diferencias sociales y educacionales, harán que Stella realice el mayor sacrificio que puede realizar una madre por su hija: renunciar a ella, para que pueda tener los recursos, la educación y oportunidades que en su momento ella no tuvo. La interpretación de la Stanwyck es conmovedora, llenando la película con su presencia y dotando al personaje de una gran humanidad y realismo. Aparece arrolladora con un vestuario barroco y vulgar que confiere al personaje una gran ternura y vulnerabilidad. La magia de esta película reside en la luminosa interpretación de esta gran actriz, la cual conseguirá su primera nominación a los oscars.
El año1941 fue un año productivo a todos los niveles para nuestra estrella, que rueda tres de sus mejores películas: "Bola de fuego", de Howard Hawks, junto a Gary Cooper, una comedia ya clásica, que le valió su segunda nominación a los oscars. "Juan Nadie", dirigida por Frank Capra, y repitiendo cartel con Gary Cooper y por último "Las tres noches de Eva", de Preston Sturges, con Henry Fonda como compañero y protagonista junto a ella. Son tres comedias de alto nivel, pero nos detendremos en esta última "Las tres noches de Eva", donde brilla con luz propia el talento de estos dos grandes actores, magistralmente dirigidos por un artesano del cine como fue Preston Sturges.






"Las tres noches de Eva" es una comedia ágil, moderna y atrevida para la época en que se rodó. Stanwyck interpreta a Jean Harrington, una timadora que viaja con su padre en un transatlántico en el que coinciden con Charles Pike,(Henry Fonda), un joven multimillonario, científico y estudioso de las serpientes, que regresa de pasar un año en la selva estudiando los susodichos animales. Charles, no tarda en enamorarse de Jean, pero tras un viaje cargado de emociones, descubre que en realidad es una jugadora de cartas, que se dedica junto a su padre (un extraordinario Charles Coburn), y otro colaborador a desplumar incautos y abandona a Jean, la cual, se encuentra realmente enamorada de él. Pero las cosas no quedarán así, y Jean, promete venganza. La ocasión surge cuando los Harrington se encuentran con un estafador , compañero de correrías que tiene relación con la alta sociedad a la que pertenece Charles y que por casualidad, lo conoce. Jean le propone hacerse pasar por su sobrina y así, se convertirá en Lady Eve Sidwich. Charles la conocerá en una fiesta y no puede evitar sentirse turbado por el gran parecido existente entre Eva y Jean. A partir de ahí, los continuos equívocos y las situaciones más cómicas, harán de esta película , una comedia excepcional.
"Las tres noches de Eva" es una obra maestra, ejemplo de lo que sucede cuando una película está dotada de un excelente guión, unos actores de primer orden y un director magistral. Maravillosa y delirante la secuencia donde Jean seduce a Charles: pegadas las mejillas, la voz susurrante de ella, su sensual perfume y  unas caricias medidas que revuelven el pelo y que tocan su oreja de una forma hábil e irresistible, son como un resorte que provocan la excitación del científico, el cual , lleva un año en la selva, sin contacto físico con mujer alguna. El juego de seducción, plagado de erotismo por parte de los dos actores (la cara de Henry Fonda es un poema), está lleno de encanto y comicidad, la única manera de poder realizar  esta secuencia y que la censura no actuara.

En el año 1944, Bárbara Stanwyck realiza una de sus mejores interpretaciones en una película mítica: "Perdición", del maestro Billy Wilder. Aquí, la actriz cambia totalmente de registro interpretativo para interpretar a Phillys Dietrichson, una mujer que hace de la maldad y la manipulación una forma de vida. Con guión de Raymond Chandler y basado en una novela de James. M. Cain, la película está  interpretada también por Fred MacMurray y Edward G. Robinson, ambos estupendos en sus respectivos papeles. El film es en sí mismo, una obra maestra del cine negro y el personaje de la Stanwyck es el paradigma de la mujer fatal, ambiciosa y sin corazón, que planea junto al vendedor de seguros Walter Neft (Fred MacMurray), el asesinato de su marido, con el fin de cobrar el dinero del seguro que tiene con la empresa para la que trabaja Walter. Teñida de rubio platino, y acentuando de este modo la perversidad del personaje y aumentando también su capacidad de seducción, Bárbara Stanwyck compone uno de sus mejores personajes que quedará para los anales de la Historia del Cine. Y también para los anales de otra historia, la del erotismo, quedará su fascinante y turbadora imagen con un liviano vestido blanco y una pulsera en el tobillo, que volverán loco a su futuro cómplice. En definitiva, una obra maestra absoluta del cine negro y del genio del cine Billy Wilder, con la que Bárbara obtuvo su tercera nominación a los oscars, pero injustamente, tampoco lo logró.

Otras grandes películas de los años 40 fueron "El extraño amor de Martha Ivers" (1946), de Lewis Milestone o "Voces de muerte" de Anatole Litvack, por la que obtuvo su cuarta y última nominación al oscar.





Los años cincuenta fueron también fructíferos para la actriz, interpretando grandes papeles. Entre ellos, uno que personalmente me gusta mucho, en un western atípico dirigido por Rudolph Maté en 1955, "Hombres violentos", al lado de grandes actores como Glenn Ford o Edward G. Robinson. Es un western vigoroso, lleno de acción y con un guión extraordinario. En él, Bárbara Stanwyck es Martha, la esposa de Lew Wilkinson (Edward G. Robinson), un ganadero que poco a poco y no siempre por medidas legales, ha conseguido apoderarse de todos los ranchos del valle, con la inestimable ayuda de su esposa, Martha, y de su hermano, Cole, con el cual Martha tiene un "affaire". El único que se opone a sus ambiciones es el joven ganadero John Parrish (Glenn Ford), el cual hará frente a Lew y a su malvada esposa, imponiendo la ley y el orden de nuevo en el valle.
La aparición de Bárbara Stanwyck en la película es memorable. Vestida por Jean Louis, uno de los grandes modistos del Hollywood de la época, su vestuario refleja perfectamente la personalidad y el fuerte carácter de Martha. Con un vestido azul marino, sobrio y elegante, severo en sus formas, con los hombros rectos, sin un detalle que sugiera debilidad, aparece Martha Wilkinson a las puertas del rancho, altiva y erguida, y sin hablar, nos hace comprender a los espectadores que estamos ante una mujer de armas tomar. Una mujer fuerte, pero ambiciosa y malvada. Después, a lo largo de la excelente película, podremos comprobar con asombro el grado de perversidad y dureza del personaje, uno de los más ásperos de su carrera, junto con el de Phillys Dietrichson  de "Perdición". Bajo una impecable dirección de Rudolph Maté, todos los actores están geniales, y Bárbara Stanwyck compone una de las grandes villanas del cine.

En los años sesenta, la actriz sigue trabajando, combinando excelentes papeles como el de Jo Courtney en "La gata negra" (1962) de Edward Dmytryk, donde está imponente interpretando valientemente al primer personaje abiertamente gay de la Historia del Cine, con otros de menos envergadura, como el papel que realiza en la película de Elvis Presley "El trotamundos" en 1964.

A partir de los años setenta, Bárbara Stanwyck se dedicará casi por entero a la televisión, donde trabaja en series como "Valle de pasiones", y ya en los ochenta, participará en la famosa serie "Dinastía", así, como en "Los Colby", donde actúa al lado de otra vieja gloria de Hollywood, Charlton Heston. También dejará la huella de su buen hacer en "El pájaro espino", con Richard Chamberlain y Jean Simmons, otra gran actriz del cine que aunque relegada en estos años a la televisión, no deja ni un momento de demostrar su oficio y su talento.

Finalmente, en el año 1982, Bárbara Stanwyck recibiría un oscar honorífico, reconociendo una carrera larga, rebosante de excelentes trabajos. Un reconocimiento tardío, ya que la actriz había hecho méritos más que suficientes para haber recibido tal galardón en más de una ocasión por varios de sus excelentes personajes. La industria del cine es así de injusta y olvidadiza a veces. Sin embargo, como tantas otras grandes actrices, no necesitó nunca de premios que avalaran su talento, pues éste estaba muy por encima de ellos, dejándonos boquiabiertos con su extraordinaria versatilidad y dejando constancia de su gran profesionalidad. Bárbara Stanwyck pertenece a esa clase de actrices que no necesitan presentación, basta con su sola presencia para darnos cuenta de sus capacidades y para arrastrarnos a un mundo donde el arte de la interpretación se sublima.