viernes, 27 de mayo de 2022

"SHAKESPEARE IN LOVE" O EL PODER DEL TEATRO

 




      Hay películas que nos muestran como pocas la grandeza de un arte sublime cuyo dominio se extiende a través de siglos de historia: el teatro, y una de esas películas es "Shakespeare in love" (1998), dirigida por el británico John Madden e interpretada por Joseph Fiennes y Gwyneth Paltrow, inmersos en una historia de amor gestada en Inglaterra en plena época isabelina entre un joven escritor llamado William Shakespeare (Fiennes) y Viola Lesseps (Paltrow), la hija de un rico comerciante cuya pasión por el teatro la lleva a querer actuar en él, pese a que en aquel tiempo esta prohibido a las mujeres. Con una impresionante e impecable reconstrucción de la época, la película nos sitúa a finales del siglo XVI, en el momento en que Shakespeare está en el inicio de su poderosa carrera como escritor y aún no es lo suficientemente conocido por el gran público. Éste, tras haber sufrido un desengaño amoroso, destruye la comedia que en esos momentos se encuentra escribiendo, "Romeo y Ethel, la hija del pirata", para uno de los dos teatros más importantes de Londres, el Teatro de la Rosa y decide transformarla en una tragedia, la cual se llamará "Romeo y Julieta" y, sin apenas comenzar a escribirla, comienzan los ensayos.




      Todos los personajes tienen ya a sus actores, sin embargo, falta Romeo. La joven Viola Lesseps, entusiasmada por actuar, decide disfrazarse de hombre para acceder al papel. Así, se presenta como Thomas Kent, un joven que logra encandilar al autor con una apasionada y novedosa forma de interpretar que hace que consiga el papel sin dificultad.




           Cuando Shakespeare descubre que Thomas Kent es en realidad una bella joven llamada Viola Lesseps, éste se enamora de ella perdidamente, comprobando que este amor es recíproco. Esto le va a servir de inspiración para continuar la obra, la tragedia amorosa en las que dos familias, los Montesco y los Capuletto, a las cuales pertenecen Romeo y Julieta, enfrentadas desde hace tiempo, se oponen al amor de los jóvenes. Pero el amor de Shakespeare y Viola, como el de los protagonistas de la tragedia que está escribiendo, es imposible. 




      Él sigue casado, aunque con un matrimonio fracasado y ella está comprometida con Lord Wessex, en un contrato matrimonial sin amor impuesto por su padre. 




      Poco a poco y, mientras nos vamos adentrando enla historia, el film muestra de forma veraz los entresijos de una época de oro para el teatro, así como los pormenores que conllevaba el estreno de las obras y la competencia de los locales para conseguir los autores de más talento y los actores más solventes. (En la película el Teatro de la Rosa competía con el Teatro de la Cortina). El pueblo llano asistía a los estrenos y a veces, con él se mezclaba gente de otros estratos sociales, incluida en este caso, la reina Isabel I, interpretada magníficamente por Judy Dench.



      Podemos decir que "Shakespeare in love" es un entramado de pasiones y de laberintos que confluyen en una sola dirección: el amor por el teatro y es un entramado interpretado con solvencia por grandes actores, como Rupert Everett, en el papel de Christopher Marlowe, el dramaturgo predecesor y amistoso rival de Shakespeare, Colin Firth, como el arruinado Lord Wessex, Ben Affleck el papel del actor Phillip Hesnlowe, propietario del Teatro de la Rosa y Martin Kline como el otro propietario, el del Teatro de la Cortina. Mención especial merece la anteriormente mencionada Judy Dench, como Isabel I de Inglaterra, un corto pero brillante papel con el que consiguió el "oscar", y es que en poco tiempo realiza una enérgica composición de una reina altiva y sardónica como pocas. Su breve intervención deja al público con ganas de más.




      Pero, ¿puede una obra teatral mostrar la verdadera naturaleza del amor?. Esta cuestión lanzada en forma de apuesta de 50 libras por Shakespeare a Lord Wessex delante de la reina, será dirimida al representar "Romeo y Julieta" en el Teatro La Cortina, tras ser cerrado el de la Rosa por inmoralidad y escándalo público al descubrirse que el papel de Julieta lo interpretaba una mujer. Pero, antes de que se pueda representar, sucederá un avatar más que podrá en peligro el estreno de la obra. Así cuando va a iniciarse por fin, ya en el Teatro de la Cortina y habiendo el propio William Shakespeare asumido el papel de Romeo, el actor adolescente que encarnaba a Julieta se encuentra en el crítico momento en que su voz comienza a cambiar y no puede dar la réplica al escritor. El pánico cunde pero la obra da comienzo, sin embargo, entre los espectadores se encuentra Lady Viola, que asiste a la representación antes de partir con su marido tras su boda, que se ha celebrado el mismo día del estreno. Ella no duda en representar a la dulce Julieta, ante la sorpresa de todos los allí presentes y frente a Shakespeares, su auténtico Romeo, interpreta con total inspiración su papel fundiéndose con el apasionamiento desbordante que imprime al suyo el autor de la obra y ahora, actor. La reina, allí presente, conmovida por la representación, y aunque no puede evitar que Wessex se quede con Viola como esposa, si le pide que pague a Shakespeare las 50 libras que apostó, pues el autor ha demostrado con "Romeo y Julieta" que una obra de teatro, si puede mostrar la verdadera naturaleza del amor, y por lo tanto, ha perdido.




      La película termina con la fatalidad de un amor imposible, el de Shakespeare con Viola y con el inicio de una nueva obra del escritor: "Noche de reyes" o "La duodécima noche", cuya heroína llevará  indefectiblemente el nombre de su gran amor: Viola.




      Sin lugar a dudas, el planteamiento cinematográfico de "Shakespeare in love" se alimenta del teatro en tanto y cuanto la película nos cuenta de manera fidedigna los pormenores del mismo en la Inglaterra de Isabel I y consigue interesar desde el principio, con una componente de romanticismo y humor que nos seduce, a la vez que las interpretaciones de los actores, los cuales, a mi parecer, disfrutaron con su trabajo de una manera especial. Eso se nota en la alegría que proyecta y nos transmite la película y en la veracidad de sus interpretaciones. Todo ello logra que nos sintamos a ratos como  espectadores desde la butaca de un cine o sentados en un palco imbuidos del ambiente teatral que nos  expone de una manera brillante. Y es que desde el  siglo XVI hasta hoy, los sentimientos no han cambiado excesivamente, por eso, desde aquí recomiendo que disfrutéis de la película, pues en ella se funden  dos artes sublimes del entretenimiento y de la cultura: el cine y el teatro, dejando en todo momento un buen sabor de boca.




      La película obtuvo 13 nominaciones a los Oscars, de los que obtuvo siete, entre ellos, a la mejor actriz principal (Gwyneth Paltrow), a la mejor actriz secundaria (Judy Dench) y al mejor guión. También obtuvo tres Globos de Oro y cuatro premios Bafta. Es, pues, una película muy premiada, aunque más allá de los premios está su excelente facturación y su enorme vitalidad, que nos seduce y entretiene a la par que nos emociona consiguiendo con creces el propósito que una obra cinematográfica debe proponer. Si podéis, no dejar de verla o revisitarla. Saludos.









viernes, 20 de mayo de 2022

EL INCREÍBLE HOMBRE MENGUANTE (1947)

 




      Hoy en "Desde Stromboli" regreso al cine para comentar una de mis películas favoritas. Se trata de "El increíble hombre menguante", dirigida en 1947 por el director de culto Jack Arnold. La primera vez que la vi fue en un ciclo de cine fantástico y de terror que en los años ochenta presentaba el gran Chicho Ibáñez Serrador. El ciclo llevaba por título "Mis terrores favoritos" y se emitía todos los lunes por la noche. Seleccionadas por el mismo presentador se emitieron títulos tan relevantes del género como "La noche de los muertos vivientes" (1968), de George A. Romero, "La invasión de los ladrones de cuerpos" (1956) de Don Siegel, "La mosca" (1958), dirigida por Kurt Newman o "La semilla del diablo" (1968), de Roman Polanski. La modesta pero imaginativa película que es "El increíble hombre menguante" supone un hito en el género de la ciencia ficción y del terror, puesto que va más allá de todo lo que comporta el pertenecer al susodicho género, ya que además, se ciñe a una alucinante trama psicológica, donde junto al protagonista vamos descubriendo hasta donde puede llegar la lucha por la supervivencia y los recovecos existenciales del ser humano. Así, esta obra maestra del cine llega a convertirse en una alegoría que expone estos dos temas y los desarrolla de una forma increíble e imaginativa, impregnada de un lirismo narrativo extraordinario. La trama se plantea de una forma ágil y amena y comienza cuando Scott Carey (Grant Williams) está con sus esposa (Randy Stuart) disfrutando de una agradable tarde a bordo de un barco prestado. De repente y, mientras su esposa baja al camerino en busca de una cerveza, aparece una extraña niebla radiactiva que cubre al hombre por completo. Con el tiempo, Scott irá descubriendo alarmado una serie de cambios en su organismo que afectan a su estatura y a su peso. Tras visitar a varios especialistas, se llega a la conclusión de que es la niebla la que ha provocado estos cambios en el cuerpo de Scott. A partir de ahí, la emoción está servida, y nos atenaza en un argumento donde el tamaño del hombre va reduciéndose a medida que aumenta su angustia y su desesperación. La habilidad del director, Jack Arnold, nos deja estupefactos en este clásico de serie B, dejándonos propuestas de un terror físico y psicológico totalmente novedosas en el género. Así, nuestro protagonista tendrá que ir adaptándose a los cambios en una pugna por la supervivencia que le llevará a luchar contra una araña o contra su propio gato, en unas escenas magistralmente plasmadas por el ingenioso director. A la magnificencia de la película ayudan unos efectos especiales extraordinarios para la época, y su rodaje en blanco y negro dota aún más de misterio a esta joya del cine. Sobre el protagonista, Grant Williams, solo decir que realiza una espléndida interpretación y que pese a su talento, no llegó a despuntar en el Séptimo Arte, tal y como hubiera merecido. Con Randy Stuart (actriz que interpreta a su esposa) pasó prácticamente lo mismo, pese a su buen hacer interpretativo no obtuvo la notoriedad esperada. Jack Arnold, el director, trabajó en la década de los años cincuenta en una serie de interesantes proyectos en el terreno de la serie B, casi todos ellos con toque fantástico y que han quedado como pequeñas obras maestras, joyas realizadas con más talento e imaginación que medios, como "La mujer y el monstruo"(1954) o "Tarántula" (1955). También realizó algunos westerns, como "Red Sundown" (1956) y algún drama como "Escala en Tokio" (1958), con Lana Turner. Ya en los años sesenta y setenta sus pasos se encaminaron más hacia la televisión donde dirigió capítulos de "Perry Mason", "Macloud", o "Vacaciones en el mar", despidiéndose con un telefilme que formaba parte de una serie de capítulos sobre el Séptimo Arte, titulado "Moviola", emitida aqui en España a principios de los años ochenta y donde dirigió a Catherine Hicks en el papel de Marilyn Monroe. Su título fue "Marilyn, la historia jamás contada" (1980) y con él puso fin a una trayectoria marcada por el talento y la lucha por su propia supervivencia como director.

      Desde aquí, recomiendo que no dejéis de ver y de disfrutar si tenéis oportunidad esta película en blanco y negro, repleta de emociones que se desarrollan en base a una imaginación desbordante. Aquí os dejo algunas fotografías de este film, como aperitivo antes de que la veáis o la volváis a ver. Pasad buen fin de semana.