jueves, 6 de julio de 2017

EL CINE Y LA COPLA







Durante los años treinta, cuarenta y cincuenta, en nuestro país se desarrolló con fuerza un género cinematográfico que podríamos llamar musical. Durante estas tres décadas principalmente, surgieron grandes cantantes de un género tan popular como es la copla. Estas grandes figuras llenaban los teatros con sus espectáculos y ponían color a una época tan gris y dura como fue la posguerra española. La copla, una mezcla de música, teatro y poesía, caló hondo entre la gente del pueblo, la cual, apreciaba estas cualidades que servían para esquivar en la medida de lo posible una realidad de miseria, penurias y falta de libertad. La gente se dejaba llevar y seducir por canciones, cuyas letras muchas veces rozaban lo subversivo, describiendo pasiones prohibidas que transgredían la férrea moral impuesta por el régimen franquista en aquellos momentos. Eran temas unas veces alegres, otras veces describían tragedias, a veces llevaban camuflado entre sus versos algún toque social, lo que hacía que el pueblo se identificara con este rico y variado género musical. Autores como los famosos tríos, Quintero León y Quiroga u Ochaíta, Valerio y Solano, dieron esplendor con sus hermosas letras y su música popular y sublime, a esta época.
Desde los años veinte del siglo pasado, empezaban a destacar figuras como Raquel Meller, que popularizó el cuplé, que a veces se fusionaba con los primeros compases de lo que sería después la copla. En los años treinta, surgieron grandes estrellas dentro de la canción española, como fueron Miguel de Molina, Imperio Argentina, Estrellita Castro o Concha Piquer. Los años cuarenta y cincuenta vieron el esplendor de un género con raíces lorquianas y que fascinaba al pueblo. Juanita Reina, Lola Flores, Paquita Rico o Carmen Sevilla,  entre otras, fueron las grandes estrellas de esta década, poblando de música y sueños el árido panorama de escasez y represión de una dictadura que no dejaba mucho sitio para la creación artística. En este sentido, decir que muchas coplas fueron censuradas drástica y vergonzosamente. Coplas como "Ojos verdes", "La loba" o "María Magdalena", fueron prohibidas en la radio, obligándose a los autores a cambiar la letra para sus versiones teatrales y cinematográficas. Afortunadamente, se han conservado las versiones originales. La gente abarrotaba los teatros, y esto hizo que desde casi el principio, el cine se fijara en este filón popular. Y muy pronto surgieron las primeras películas protagonizadas por estas artistas, de gran belleza y talento, y de orígenes tan humildes, que muchas de ellas no sabían leer ni escribir, pero  que a base de constancia y de esfuerzo, consiguieron cumplir sus sueños de convertirse en grandes estrellas.
Uno de los primeros títulos del cine folklórico español, que obtuvo cierta relevancia en la época, fue "María de la O" (1936), dirigida por Francisco Elías Riquelme, y que reunió a dos de las más grandes figuras de la época: Carmen Amaya y Pastora Imperio. Un año antes, Estrellita Castro estrenaba "Rosario, la cortijera" y se convertía en estrella cinematográfica, aunque ya en 1933 había rodado un corto. Imperio Argentina debutó en 1927 en el cine con "La hermana San Sulpicio", en una versión muda que luego volvería a repetir ya en versión sonora. Para la historia quedan títulos como "Nobleza baturra" (1935), "Morena Clara" (1936) o "Carmen, la de Triana" (1938), todas dirigidas por Florián Rey. Concha Piquer inició su carrera en el cine con la película "El negro que tenía el alma blanca"(1930), de Benito Perojo, llegando a su apogeo con "La Dolores" (1940), de Florián Rey.
Puede decirse que el cine folklórico español, fue un cine que se hacía sin apenas medios económicos, que se apoyaba fundamentalmente en el carisma de la estrella de turno y que se debatía entre el kitsch y la ingenuidad. Salvo honrosos títulos, no tenía una gran calidad, pero visto hoy, resulta ciertamente entrañable, ya que consiguió en su momento lo que pretendía, que no era otra cosa que entretener a la gente con las canciones y con los bailes de aquellas artistas, adoradas por un público fiel que sobrevivió a una cruenta guerra civil, y que encontró en sus canciones y en sus películas algo de consuelo, para sobrellevar la vida dura y gris que impuso la dictadura.
Desde aquí quiero reivindicar un género musical no siempre bien tratado, que formó parte de la historia de nuestro país y que con sus canciones ilustró todo el siglo XX. También quiero poner en valor el cine que en su día se hiciera, porque , pese a sus limitaciones aportó luz y color a aquella España.
En cuanto a las estrellas que representaron a la copla dentro del cine, son muchas, pero en esta entrada, haré una breve semblanza  de tres de ellas, todas muy importantes: Concha Piquer, Lola Flores y Juanita Reina, que son sin duda, tres nombres esenciales de la historia de la copla en el cine. Acompañando a los textos , tres dibujos a tinta que realicé hace unos años y que las representan en su época dorada.

CONCHA PIQUER





María de la Concepción Piquer López nació en Valencia en el año 1906, dentro de una familia de lo más humilde. Debutó a los once años en el teatro Soguero de su ciudad natal, pero no fue descubierta hasta 1922 por el maestro Penella, que la llevó a Nueva York para el estreno de su ópera "El gato montés", y donde interpretó el tema "El florero". Tras este debut, Concha Piquer pasó cinco años más en Estados Unidos donde compaginó el teatro con la canción, llegando a cantar al lado de Al Johnson, y actuando en los escenarios de Broadway. Tras su regreso a España, comienza su andadura en el cine con la película "El negro que tenía el alma blanca" (1930), de Benito Perojo, y la continuaría con títulos como "La Dolores" (1940) , de Florián Rey o "Filigrana" (1949), de Luis Marquina. Tuvo una breve carrera cinematográfica, pues se dedicó  casi en exclusividad a sus espectáculos teatrales que arrastraban a un público de lo más diverso. Para mi, "La Dolores" es su película más importante y donde realiza su mejor interpretación. En ella, Concha Piquer interpreta a Dolores, una joven que trabaja en un mesón aragonés, donde es pretendida por el barbero del pueblo y por uno de los más ricos labradores de la comarca. Pero un día llega al mesón un estudiante, Lázaro, del cual se enamora y es correspondida. El despecho hace que el barbero invente la famosa copla que habrá de calumniar a la joven: "Si vas a Calatayud, pregunta por la Dolores, que es una chica muy guapa, y amiga de hacer favores". La película es un melodrama que, sin ser extraordinario, logra transmitir en algunos momentos la represión  social y moral  que se vivía en aquella época y el sufrimiento que ésta conllevaba injustamente a algunas personas, en este caso a la joven Dolores. En esta película, Concha Piquer canta magistralmente, (como siempre) canciones como "Catalina" o "Para el carro", pero será en "Filigrana" (1949), donde desgrane su insuperable versión de "Ojos verdes", cantando también otra de sus más famosas coplas : "No te mires en el rio". Profesional al máximo, Concha Piquer se distinguió siempre  por su exigencia y alto nivel artístico, herencia probablemente de la dura época en que trabajó en Estados Unidos, donde siendo casi una niña, tuvo que  quedarse sola, pues su madre tuvo que regresar a España, ya que dos de sus hermanas enfermaron de gravedad. Para ella, el maestro Penella le compuso el pasodoble "En tierra extraña", que narra las amargas horas vividas y la nostalgia que sentía por su tierra y por sus seres queridos en aquel Nueva York de los años veinte.
Concha Piquer ha sido una de las más grandes tonadilleras de este país, con una trayectoria profesional impecable tanto en sus espectáculos teatrales y de copla, como en el cine. Fue brillante y consiguió un reconocimiento internacional. Su voz, inimitable, sonará eterna en la memoria de la copla.


LOLA FLORES






¿Qué decir de Lola Flores?. Artista genial e inclasificable, Dolores Flores Ruiz, nació en Jerez de la Frontera en 21 de enero de 1923. De familia humilde, su padre tenía una taberna y su madre, era costurera, para Lola Flores la vida no fue sencilla en sus inicios, librando una ardua batalla hasta llegar a triunfar y a convertirse en una primera figura dentro del mundo de la canción española. Muy jovencita, tras su debut en el teatro Villamarta de Jerez, y tras algunos espectáculos, Lola Flores marcha a Madrid con la esperanza de hallar el éxito. Para ello, su padre no duda en vender el bar que tenían y apoyarla en su gran aventura. Su debut en el cine no tarda en llegar y en 1939 interviene en "Martingala" dirigida por Fernando Mignoni, y aunque no tuvo una gran repercusión, se dio el gusto de trabajar  junto a uno de los mejores cantaores de flamenco de la época: El Niño de Marchena. Mientras tanto, comenzaban sus triunfos como tonadillera y comenzaba a llenar teatros con el genio y el temperamento de que era dueña. En 1943, conoce al cantaor Manolo Caracol y lo contrata por quinientas pesetas diarias. Ambos debutan con el espectáculo "Zambra", con el que obtuvieron uno de sus máximos éxitos populares. Fue un espectáculo musical cuidado y mítico, donde Caracol cantaba "La niña de fuego", mientras Lola Flores, en un alarde de pasión y sensualidad, bailaba a su alrededor. De este espectáculo, salió también una de las coplas más famosas de Lola: "La Zarzamora".
La película "Embrujo" (1947), de Carlos Serrano de Osma fue un intento por parte del director de realizar un cine distinto del que se hacía en aquellos momentos. Encuadrada en el surrealismo, no tuvo, por tanto, el éxito esperado. Sin embargo, es una película interesante que tuvo como protagonista a la pareja del momento: Lola Flores y Manolo Caracol. Sólo coincidirían en otra película más: "La niña de la venta" (1951), que fue el final de su tormentosa relación, tanto profesional como sentimental.
Como artista, Lola Flores fue una creadora, un genio intuitivo para el cante y el baile, una fuerza de la naturaleza que siempre quiso demostrar su talento como actriz. Sus películas, por lo general, tanto las que rodó en México, como las que protagonizó aquí, no le dieron demasiada oportunidad de demostrarlo, puesto que , como ella misma reconocía, solo le daban el papel de gitana graciosa, que cantaba y bailaba como los ángeles, y eso no le costaba ningún esfuerzo. Ella quería demostrar que además de este tipo de papeles, podía interpretar otros con más enjundia dramática y más comprometidos. En los años cincuenta, destacan títulos como "Morena Clara", al lado de Fernando Fernán Gómez, una nueva versión de la película que interpretara Imperio Argentina en los años treinta, o "Ay pena, penita, pena", de Miguel Morayta, rodada en México. También destacar títulos de gran éxito popular en aquel entonces, como "La estrella de Sierra Morena" o "La hermana Alegría", donde Lola vistió hábitos, y donde destaca principalmente, y valga la redundancia, la alegría que le aportaba a sus películas el genio de la artista.
Ya en los años sesenta, a Cesáreo González, el productor de la mayoría de las películas de Lola Flores, se le ocurrió la maquiavélica idea de rodar una película con tres de sus estrellas más destacadas: Carmen Sevilla, Paquita Rico y Lola Flores. "El balcón de la luna" (1962), de Luis Saslavsky, es una entretenida y a ratos divertida película que hizo correr ríos de tinta en su momento. Repleta de canciones, como anécdota, contar que ninguna de las tres artistas quería aparecer la última en los títulos de crédito, así que ,para contentarlas, al productor se le ocurrió la idea de que los nombres de las tres aparecieran en forma de aspa. Los números musicales son una delicia, algunos cantados por las tres, como "¡Ay, que calor! o "Con el carambí", que les da la oportunidad de mostrar su vis cómica. Una película para el recuerdo y para la nostalgia.
Ya en los años ochenta, Lola Flores si pudo demostrar atisbos de un talento dramático escondido entre peinetas y volantes durante casi toda su carrera. Le llega la oportunidad de interpretar algunos de sus papeles más importantes dramáticamente hablando, como el de "Los invitados" (1987), dirigida por Víctor Alcázar y protagonizada, además de por Lola Flores, por Amparo Muñoz y Pablo Carbonell. Se trata de una película basada en la novela de Alfonso Grosso del mismo título sobre el crimen de los Galindos, ocurrido en un cortijo de Sevilla en 1975, y donde murieron varias personas , entre ellas los capataces del cortijo. Lola Flores interpreta a la capataza, demostrando una gran contención dramática en su interpretación. Sin maquillaje, Lola afronta este papel en la desnudez de su extremo realismo, y ofrece la mejor interpretación de su carrera. Por otra parte, en esta época también destaca por su papel en la película "Truhanes", de Miguel Hermoso, junto a Paco Rabal, y por último cabe destacar su interpretación en la serie de televisión "Juncal", también junto a Paco Rabal y con otro gran actor: Rafael Alvarez "El brujo".
Lola Flores fue además una gran recitadora, una artista polifacética que destacó en todo aquello que se propuso, ya fuera la copla, el baile o la interpretación y una trabajadora infatigable. Un genio inolvidable. Un recuerdo para ella.


JUANITA REINA






 Juana Reina Castrillo nació en Sevilla el 25 de agosto de 1925, y fue una de las más grandes damas de la copla. Su señorío y empaque, unidos a una voz prodigiosa, hicieron de ella una máxima figura. Dedicada más a los espectáculos teatrales y musicales, Juanita tiene una carrera cinematográfica breve, aunque llena de éxitos populares. Intervino en 12 o 13 películas debutando en 1941 en "La blanca paloma", de Claudio de la Torre, y continúa en 1943 con "Canelita en rama", dirigida por Eduardo Maroto, al lado de Pastora Imperio, y que significó su primer éxito en el cine. Son vehículos exclusivos para su lucimiento, donde Juanita interpreta con desparpajo, pero sobre todo, canta. Aquí la acompaña también el actor Miguel Ligero, que aporta el humor a una película endeble e ingenua. Entre tanto, Juanita no deja de triunfar en los escenarios, en espectáculos como "Los churumbeles",  o con "Tabaco y seda", con música compuesta en su totalidad por Quintero, León y Quiroga. En 1947, realiza una de sus mejores interpretaciones cinematográficas en "La Lola se va a los puertos", dirigida por Juan de Orduña y basada en una obra de los hermanos Machado. En esta película, entre canciones, Juanita da vida a Lola, una cantaora que se debate entre el amor que siente por ella su guitarrista, y el del hijo de un señorito andaluz. Impresionante el primer plano de la artista, cuando en el film ,se marcha de San Fernando a San Lucar de Barrameda, y en el barco, repleta de juventud y belleza, nos canta el tema que da título a la película. Otro de sus grandes éxitos, esta vez ya a principios de la década de los cincuenta, es "Lola, la piconera" (1951), dirigida esta vez por Luis Lucia. Otro gran vehículo de lucimiento para la tonadillera, que aparece radiante y en la plenitud de su arte. Fue un éxito tremendo y volvió a dar señales de su talento como actriz. En ella, canta alguno  de sus más grandes y famosos temas, como la zambra "Callejuela sin salida", "Con las bombas que tiran", "Como dos barquitos" o la canción que da titulo a la película: "Lola, la piconera".
Los éxitos en el teatro se siguen sucediendo, a la par que en el cine, donde interpreta la película "Sucedió en Sevilla" (1955). Y ya en 1959, pone fin a su carrera cinematográfica con "La novia de Juan Lucero", dirigida de nuevo por Luis Lucia, y que es sin duda una de las películas más flojas de su trayectoria.
Juanita Reina fue una de las artistas de copla con más carisma, que se acercó con mucho respeto al cine y que logró con su talento varios éxitos que hoy, todos recordamos. Su impresionante voz, de contralto, hizo que en un determinado momento, muchos le instaran a cantar ópera o zarzuela, pero declinó la propuesta, porque a ella lo que realmente le gustaba era cantar copla. Y así, Juanita Reina se dedicó siempre por entero a su gran pasión, y ya en su madurez, en el espectáculo musical "Azabache", creado para la Expo del 92, y en su Sevilla natal, y aunque su voz ya no era la misma, dio unas cuantas lecciones de cómo pasear un escenario con elegancia, de cómo vestir la copla y de cómo dramatizarla. No en vano fue la reina en su oficio, que no fue otro que el de sublimar con su cante, los versos que grandes poetas como Rafael de León, escribieron para ella.










8 comentarios:

  1. Tras leer con esta intensidad que pones a este gran reportaje sobre la copla y sus protagonistas queda patente que me hace falta revisar estos clásicos, aunque te confieso que alguno veo de nuevo en el cine de la 2, y que se queda corto este bagaje cinéfilo por este arte menor para algunos pero que es parte importante de nuestra historia. Has conseguido repasar, reflexionar, rememorar todo este entrañable cine en una maravillosa entrada, donde permíteme que repare en ese gran retrato de Lola Flores, con esa luminosidad en sus ojos que refleja todo ese duende que tenía. Está claro que me falta mucho donde recalar, que el cine se nutre de estas raíces donde el arte se expresaba cantando y donde los sueños se interconectaban entre los espectadores. Gracias una vez más por hacerme esperar en este nuevo encuentro que muestra todo tu talento. Un abrazo.

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  2. Muchas gracias por este maravilloso comentario y me alegro mucho que te haya gustado la nueva entrada. La copla forma parte de nuestra memoria sentimental, y el cine colaboró en cierta medida a que esto fuera así. Gracias al cine podemos contemplar a aquellas grandes artistas de la copla en su juventud y en la plenitud de sus facultades y tendremos un recuerdo de un género único y personal de nuestro país. Gracias de nuevo por tu interés y por animarme de este modo a seguir con este blog. Un abrazo.

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  3. Buenas tardes Juan Basilio, por lo que aprecio en lo que has escrito nos llevamos poca edad recuerdo ver las películas de las actrices que describes siendo bastante pequeño, yo no sé porqué, pero nos emocionaban ese ramillete de actrices que la mayoría de las actuales.
    La descripción que haces es fabulosa, se nota que las tienes estudiabas, un abrazo

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  4. Hola Antonio, muchas gracias por tu comentario. Creo que estas cantantes y actrices nos gustan porque además de grandes estrellas, las sentíamos cercanas y accesibles. Sus voces y sus canciones, así como sus películas nos vienen acompañando a lo largo del tiempo y además supieron mantener su estrellato y su fama hasta nuestros días. Me alegro mucho de que te haya gustado esta entrada. Un abrazo.

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  5. Ver a Concha Piquer, mi admirada Concha en ese precioso dibujo, creo que una tinta, me ha traido muy buenos recuerdos. Ese cine que se ha estinguido salvo atisbos como "Las cosas del querer" muy buena por cierto, me reitero, ese cine que quedará en los anales de la historia de nuestro cine y que tanto añoramos los que ya tenemos cierta edad. Me alegra mucho ver su buen hacer en este blog, sus palabras tan bien medidas, tan bien explicadas y los dibujos que demuestran ese cariño que siente hacia actrices qye desaparecieron pero que siguen en nuestra memoria, un saludo y gracias.

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    1. Muchas gracias a usted, Luis, por sus palabras, y no sabe cómo me alegro de que le guste este blog, que no pretende otra cosa que rendir un pequeño tributo al cine y a aquellos actores y actrices que escribieron con letras de oro su historia. En este caso, además de al cine, he querido rendir un pequeño homenaje a esas grandes cantantes de copla y grandes actrices en muchos casos como son Concha Piquer, Lola Flore o Juanita Reina, que dejaron constancia de su arte en unas películas cuajadas de bellas canciones que llenaron toda una época. Un saludo y gracias otra vez.

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  6. El cine y la copla hacen una apasionante mezcla que ahora queda más atractiva gracias a tus ilustraciones. Un abrazo.

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  7. Muchas gracias por tu comentario, Antonio, y me alegro de que te haya gustado este artículo sobre el cine y la copla, con tres de sus más representativas protagonistas. La copla dejó su impronta en el cine popular, aportando alegría al séptimo arte con sus canciones y con aquellas voces, que hoy forman parte de la historia y de la nostalgia. Un abrazo.

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