domingo, 29 de septiembre de 2019

POR SAN MIGUEL







En pos del arcángel van
las fiestas que hoy se celebran,
bajo el solsticio otoñal
el pueblo abre sus puertas
a la alegría y al reencuentro,
a los amigos que llegan,
vecinos de otros lugares
como la Torre o la Puebla,
como Cózar o Almedina,
como de Jaén, la Venta.
En el campo de Montiel
es celebración señera
y el viejo Villamanrique
acoge a los que se acercan.
La plaza ya está ataviada
con flores y con banderas,
pues comienzan los encierros
que de emociones la llenan.
Las vacas corren las calles,
los jóvenes las torean,
mientras San Miguel Arcángel
desde el cielo a todos vela.
Y por la noche sin falta
la música en la verbena
pone color encendido
mientras bailan las estrellas.
Se pone la luna blanca
de sus galas las mejores
Y San Miguel la recibe
con oferentes honores.
Mientras que los que celebran
van apurando la noche,
el pueblo se va durmiendo
y acallándose las voces.
Mañana emerge otro día
de fiestas por San Miguel,
Mañana Villamanrique
el anfitrión vuelve a ser
de convivencia y de paz
y de esperanza también.
Desde este humilde poema
también quiero recordar
a un poeta villoreño
de calidad excepcional.
Por nombre llamado Antonio,
por la gente muy querido,
y está en el cielo escribiendo
con el corazón henchido
de cariño hacia su pueblo
y de afecto a sus amigos.
Y con estos breves versos,
con alegría me despido
y ya me voy preparando
para celebrar lo dicho.
Espero que bien lo pasen
que disfruten los festejos
y que San Miguel nos guarde
con sus alas desde el cielo.
 
 
 
 
 
 
 
      
 

lunes, 23 de septiembre de 2019

INMENSO OTOÑO







 
El campo huele a otoño,
A húmeda tierra levantada,
A trigo fecundo en los barbechos,
A hojas de mil formas dibujadas.
 
Quien busca en el otoño la tristeza,
Impregna en agua clara su alegría,
Pues la estación estalla por sorpresa
Cantándonos su hermosa letanía.
 
Comienzan los otoños nuevamente,
Y sin espera el alma nos rubrican,
Y en el camino nos dejan a su paso
Caudales de presagios y poesía
 
Tu mirada otoñal que me sublima
Me deja el sabor de la derrota,
Mientras tus labios, ausentes de mi vida,
Aún presienten el aliento de mi boca.
 
Deja el otoño el alma desarmada
Y de pesares deprisa la despoja,
Y liviana esparce su sosiego
Como aroma esparcido de la rosa.
 
Se ve en el horizonte de los pájaros
Que acarician los árboles dormidos,
Y tocan con sus alas empapadas
Mi corazón dulcemente malherido.
 
Llega el otoño y el tiempo se deshace
Con el caudal que emana de los ríos,
Mientras nosotros vamos retomando
Las noches y los días no vividos.
 
El otoño deja música de zambra
Liberando la esperanza prisionera,
Y sin más se aleja en la distancia
Y esperando, soñamos con su vuelta.
 
De nuestro árbol las hojas se desprenden
Y el tiempo, taimado, nos vigila,
Y nosotros, danzantes peregrinos,
Bailamos su variable melodía.
 
En este inmenso otoño, sin quererlo,
tu recuerdo me persigue todavía.