sábado, 1 de julio de 2023

GARDENIA MORTAL

 




      Cuando lo mató, fue como chasquear los dedos y el sonido del disparo le supo a música celestial y cuando el cuerpo cayó como un saco contra el empedrado de la calle provocando un sonido áspero y bronco, dio por finalizado un concierto especialmente macabro. Después, tranquilamente, componiéndose el vestido de seda que llevaba debajo del abrigo largo y guardando en él la pequeña pistola, se perdió por entre las callejas que circundaban la pequeña plaza donde el muerto había vivido hasta ahora. Eran las cuatro y media de la mañana y por allí no pasaba ni un Cristo y Gardenia pudo asesinar sin ninguna dificultad. A lo lejos, solo el sonido de sus tacones interrumpía el silencio de una noche proclive al escalofrío, y ya cerca de su casa, se paró un minuto para encender un cigarrillo. "A Gardenia, con todo mi amor", ponía en el mechero de oro que el fiambre le había regalado no hacía mucho, y tras leer la inscripción por última vez, se deshizo de él tirándolo por la rendija de una alcantarilla.

      No era su primer crimen. Gardenia era una mujer muy hermosa y elegante, de dulce carácter y de maneras refinadas y exquisitas, lo cual, hacía que para ella conseguir a un hombre no le suponía esfuerzo alguno. Así, su vida, a los veintiséis años había estado marcada ya por múltiples amantes que, como Peter, le habían prometido el cielo, pero que lo único que le entregaron fue un infierno de celos sublimados por el odio. Por eso, hacía mucho tiempo que ella había decidido convertirse en la versión femenina de Satanás.

     Con Walter la situación se hizo tan desesperante al descubrirlo con otra mujer en su propia casa, que, haciendo de tripas corazón, preparó su asesinato como la que cocina un buen plato, despacio, con paciencia y mimo, olvidándose del tiempo, solo obcecándose en que el resultado fuera lo más óptimo posible. Al poco tiempo planeó un fin de semana en la montaña y en un momento determinado, cuando se encontraban junto a uno de los barrancos que rodeaban al río, Walter resbaló y tropezó; aunque no hubiera caído si las suaves manos de Gardenia no hubieran contribuido a ello, pero eso nunca quedó claro y Gardenia volvió a ser feliz con Claudio, un hombre mucho mayor que ella, que decía querer protegerla de todas las maldades del mundo. No tuvo tiempo, porque en cuanto Gardenia se enteró de que su nuevo amante estaba casado, lo hizo desaparecer de la faz de la tierra poniendo en su dieta unos gramos de arsénico. Claudio fue enterrado sin autopsia pues a su mujer no le interesaba saber de qué había fallecido, solo quiso que certificaran su muerte de forma fehaciente. Ahora, gracias al cielo, estaba muerto y ella, dispuesta a disfrutar de la fortuna que le había dejado sin remordimientos, porque Claudio había sido el infiel más infiel de la ciudad y ella lo supo casi desde el principio. Descanse en paz.

      La que no descansaba era Gardenia, que recién cumplidos los 27 años, conoció en el periódico donde trabajaba como columnista a Roger, un joven impetuoso y lleno de energía, ambicioso hasta la saciedad y con un futuro prometedor según sus compañeros de trabajo. Roger estaba investigando un crimen y no podía permitirse fracasar en el empeño de conseguir desentrañarlo, pues sería bajar un peldaño en una carrera llena de ascensiones y éxitos. Enseguida, Gardenia supo de que el crimen que investigaba era la muerte de Claudio, su anterior amante y al cabo de seis meses, tras verificar que toda la investigación de Roger apuntaba irrefutablemente hacia ella y poco antes de que Roger consiguiera descubrirla, el cuerpo sin vida del hombre, apareció en el río con dos disparos, uno de ellos en el corazón. Nadie supo quién lo había matado, pero una hermosa mujer se maquillaba frente a un espejo en un hotel de la gran ciudad y se disponía a salir a la calle, mientras de la espalda de su vestido de noche colgaban desmayadas las gardenias más hermosas y de su corazón, el ansia de conocer a un amor nuevo y definitivo, que no la empujara a ser una vez más la chica mala que nunca fue. Solo tenía que buscar y así lo hizo aquella noche de primavera. La nubes dejaban caer las primeras gotas de una lluvia fina, que comenzaba a calar la ligera capa de seda que cubría su hermoso cuerpo, cuando notó a su lado la presencia de un hombre joven y guapo que caminaba a su mismo ritmo y que sin pensarlo dos veces la cobijó con su paraguas. Miró a Gardenia y comprobó la dulzura de sus ojos y la sensualidad de sus labios y ella, silenciosa, se percató de que un nuevo amor estaba en puertas, ¿sería acaso el definitivo? Todo estaba en orden y la luna era testigo del nuevo romance nocturno, y una música suave de violines se escuchaba al otro lado del río, mientras Gardenia se colgaba del brazo de su nuevo enamorado perdiéndose por las calles de la ciudad, buscando un lugar donde poder demostrar a George cuanto lo quería, porque ella siempre estaba dispuesta a querer y dispuesta a matar por el amor, ese sentimiento que enardece y que destruye, y que lleva a aniquilar los sentimientos más puros cuando se falsea.

      A Gardenia la detuvieron dos años después en una noche de verano, junto a un pequeño lago artificial que había en el centro de la ciudad. Se la acusaba de más de diez asesinatos, que ella no negó, y mientras se la llevaba la policía, su mente frágil y enferma, se rompió en un grito de inequívoca locura que, según cuentan quienes lo oyeron, provocó escalofríos. En la noche quedó un sabor amargo y ferruginoso y en el aire, un triste y siniestro perfume de violetas, el mismo que acompañaba siempre a aquella mujer seductora, bella y misteriosa, cuya vida de amor y muerte parecía sacada de alguna novela barata, pero que era tan real como las esposas de acero que aprisionaban sus muñecas, desnudas de cualquier alhaja, mientras la conducían a un destino de donde no regresaría.


      La imagen que ilustra este relato pertenece a la película "Matador" (1986) de Pedro Almodóvar, y ella  Asumpta Serna, la bella y estupenda protagonista de dicha película.






4 comentarios:

  1. Muy bueno para este verano, me encanta que vuelvas al cine con estos relatos cortos

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    1. Muchas gracias, me alegro que te gusten, creo que en verano vienen bien este tipo de relatos. Saludos.

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  2. Buen relato Juan Basilio con gardenia mortal, contigo es verdad que parece que estamos en el cine y lo estamos viviendo, genial un abrazo.

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    1. Muchas gracias, Paqui, de eso se trata de que lo paséis bien leyendo estos relatos, y más en verano. ¡¡Un abrazo!!

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