viernes, 20 de mayo de 2022

EL INCREÍBLE HOMBRE MENGUANTE (1947)

 




      Hoy en "Desde Stromboli" regreso al cine para comentar una de mis películas favoritas. Se trata de "El increíble hombre menguante", dirigida en 1947 por el director de culto Jack Arnold. La primera vez que la vi fue en un ciclo de cine fantástico y de terror que en los años ochenta presentaba el gran Chicho Ibáñez Serrador. El ciclo llevaba por título "Mis terrores favoritos" y se emitía todos los lunes por la noche. Seleccionadas por el mismo presentador se emitieron títulos tan relevantes del género como "La noche de los muertos vivientes" (1968), de George A. Romero, "La invasión de los ladrones de cuerpos" (1956) de Don Siegel, "La mosca" (1958), dirigida por Kurt Newman o "La semilla del diablo" (1968), de Roman Polanski. La modesta pero imaginativa película que es "El increíble hombre menguante" supone un hito en el género de la ciencia ficción y del terror, puesto que va más allá de todo lo que comporta el pertenecer al susodicho género, ya que además, se ciñe a una alucinante trama psicológica, donde junto al protagonista vamos descubriendo hasta donde puede llegar la lucha por la supervivencia y los recovecos existenciales del ser humano. Así, esta obra maestra del cine llega a convertirse en una alegoría que expone estos dos temas y los desarrolla de una forma increíble e imaginativa, impregnada de un lirismo narrativo extraordinario. La trama se plantea de una forma ágil y amena y comienza cuando Scott Carey (Grant Williams) está con sus esposa (Randy Stuart) disfrutando de una agradable tarde a bordo de un barco prestado. De repente y, mientras su esposa baja al camerino en busca de una cerveza, aparece una extraña niebla radiactiva que cubre al hombre por completo. Con el tiempo, Scott irá descubriendo alarmado una serie de cambios en su organismo que afectan a su estatura y a su peso. Tras visitar a varios especialistas, se llega a la conclusión de que es la niebla la que ha provocado estos cambios en el cuerpo de Scott. A partir de ahí, la emoción está servida, y nos atenaza en un argumento donde el tamaño del hombre va reduciéndose a medida que aumenta su angustia y su desesperación. La habilidad del director, Jack Arnold, nos deja estupefactos en este clásico de serie B, dejándonos propuestas de un terror físico y psicológico totalmente novedosas en el género. Así, nuestro protagonista tendrá que ir adaptándose a los cambios en una pugna por la supervivencia que le llevará a luchar contra una araña o contra su propio gato, en unas escenas magistralmente plasmadas por el ingenioso director. A la magnificencia de la película ayudan unos efectos especiales extraordinarios para la época, y su rodaje en blanco y negro dota aún más de misterio a esta joya del cine. Sobre el protagonista, Grant Williams, solo decir que realiza una espléndida interpretación y que pese a su talento, no llegó a despuntar en el Séptimo Arte, tal y como hubiera merecido. Con Randy Stuart (actriz que interpreta a su esposa) pasó prácticamente lo mismo, pese a su buen hacer interpretativo no obtuvo la notoriedad esperada. Jack Arnold, el director, trabajó en la década de los años cincuenta en una serie de interesantes proyectos en el terreno de la serie B, casi todos ellos con toque fantástico y que han quedado como pequeñas obras maestras, joyas realizadas con más talento e imaginación que medios, como "La mujer y el monstruo"(1954) o "Tarántula" (1955). También realizó algunos westerns, como "Red Sundown" (1956) y algún drama como "Escala en Tokio" (1958), con Lana Turner. Ya en los años sesenta y setenta sus pasos se encaminaron más hacia la televisión donde dirigió capítulos de "Perry Mason", "Macloud", o "Vacaciones en el mar", despidiéndose con un telefilme que formaba parte de una serie de capítulos sobre el Séptimo Arte, titulado "Moviola", emitida aqui en España a principios de los años ochenta y donde dirigió a Catherine Hicks en el papel de Marilyn Monroe. Su título fue "Marilyn, la historia jamás contada" (1980) y con él puso fin a una trayectoria marcada por el talento y la lucha por su propia supervivencia como director.

      Desde aquí, recomiendo que no dejéis de ver y de disfrutar si tenéis oportunidad esta película en blanco y negro, repleta de emociones que se desarrollan en base a una imaginación desbordante. Aquí os dejo algunas fotografías de este film, como aperitivo antes de que la veáis o la volváis a ver. Pasad buen fin de semana.

















4 comentarios:

  1. Bienvenido de nuevo, como el cine, sabía que no te habías ido. Como pez en el agua te mueves por los metrajes de estas películas. Gracias por devolvernos tu magia. Un abrazo.

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    1. Muchas gracias por tu comentario, ya sabes que a veces, cuesta volver, pero el hecho de que cueste, no significa tirar la toalla. Hay que continuar. Un abrazo y espero tu nueva entrada.

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  2. Juan mi enhorabuena por esta gran entrada y porque me has hecho recordar esta película y verla de otra forma,gracias

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    1. Muchas gracias, me alegro mucho de que te haya gustado este comentario. La verdad es que la película es una maravilla. Saludos!!

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