jueves, 18 de enero de 2018

TRES PELÍCULAS, TRES ESTRELLAS





Tras unos meses sin publicar, regreso a "Desde Strómboli" comentando tres películas que, para mí, son indispensables y que cumplen firmemente el objetivo que un día marcara Billy Wilder: dijo que los diez mandamientos del cine se resumen en uno, que es entretener, y estos tres títulos lo consiguen plenamente por unas u otras razones. El star-system, con sus luces y sus sombras, marcó la época dorada del cine en Hollywood, pero también en España, y, salvando las distancias, consiguió, que en base a unas determinadas estrellas, el público se deleitara con historias protagonizadas por éstas. Dos actrices, una española y otra norteamericana, y un actor, también norteamericano, dan protagonismo a tres películas que tienen todos los ingredientes para divertir y para confirmar al cine como fábrica de sueños. La primera película de la que hablaré es "Carmen, la de Ronda" (1959),  protagonizada por la estrella española más potente de los años cincuenta y sesenta en España: Sara Montiel, la segunda, "La tentación vive arriba" (1955) con Marilyn Monroe, la estrella inmortal, y la tercera, "Picnic" (1955), cuyo protagonista es uno de los grandes actores del star-system norteamericano, William Holden. Tres películas rodadas en los años cincuenta, realizadas con talento y con el acierto de llevar como protagonistas a tres actores que, en la cumbre de sus respectivas carreras, lograron llevar al público en masa a los cines de la época, un cine que ya se veía amenazado como vía de entretenimiento por la llegada de la televisión, pero que seguía atrayendo al público a través del magnetismo iconográfico de estrellas como las que hoy protagonizan este artículo con el que retomo este blog, y que espero sea del agrado de todos.

CARMEN, LA DE RONDA (1959)







Esta película, rodada para gloria de la belleza de Sara Montiel, fue dirigida por Tulio Demicheli a finales de los años cincuenta. Sara ya era una estrella reconocida no sólo en España, sino a nivel mundial, habiendo protagonizado tres películas en Hollywood: "Veracruz" (1954), de Robert Aldrich, al lado de Burt Lancaster y Gary Cooper, "Dos pasiones y un amor" (1956), junto a Mario Lanza y Joan Fontaine, de Anthony Mann, y "Yuma" (1957), de Samuel Fuller, con el actor Rod Steiger. Antes de esto, Sarita Montiel ya era una estrella en México, habiendo protagonizado varias películas al lado de artistas mexicanos de la época como Pedro Infante o Katy Jurado. Tras su periplo americano, Sara Montiel volvió a España para quedarse, protagonizando "El último cuplé", su mayor éxito, y el inicio de toda una serie de películas que la confirmaron como una de las más grandes estrellas del cine español. Entre estas películas, está "Carmen, la de Ronda", donde impresionó por su espléndida fotogenia y por otorgar a su personaje toda la seducción y la ambigüedad moral que requería.
Basada en "Carmen", la famosa novela  de Prosper Merimée, esta película es una de las muchas versiones que se han realizado a costa del famoso personaje creado por el escritor francés. Algunas de éstas fueron: "Carmen, la de Triana" (1938), protagonizada por Imperio Argentina, o "Carmen" , ya en los años ochenta, en 1983, más concretamente, dirigida por Carlos Saura y protagonizada por Antonio Gades y Laura del Sol. Hollywood también quiso hacer su versión y en "Los amores de Carmen" (1948) nos propone a una Carmen que se mueve en el universo del "kitsch", y cuya protagonista era una bellísima Rita Hayworth, pero de la versión que vamos a hablar es la que Sara Montiel llevó a la pantalla en 1959, dejando sin respiración con su excepcional belleza y sus canciones a todo el público de la época. Esta película, rodada en lujoso tecnicolor nos muestra a una Sara Montiel radiante y entregada a un personaje que, aunque ciertamente, ya algo manido, supo otorgarle frescura y seducción, picardía y un erotismo insólito para la época en España. De compañeros de reparto, dos galanes, uno español y otro francés, Jorge Mistral y Maurice Ronet, ambos en el apogeo de sus carreras en sus respectivos países. Por lo tanto, el filme apuesta por un reparto atractivo, un argumento lleno de tipismo y alegría, (obviando el sombrío final), y repleto de canciones, coplas compuestas en su mayoría por Quintero, León y Quiroga e interpretadas a su estilo por esta manchega universal.
La acción de la película se sitúa durante la Guerra de la Independencia española, en 1808, para ser exactos, y ahondando en el tópico de la novela de Merimée y presentándonos a una Carmen cuya profesión no es la de cigarrera, sino cantante, lo que permite a Sara Montiel lucir palmito a lo largo de varios números musicales en una taberna, donde se desarrollará parte de la acción. Jorge Mistral da vida a Antonio, el bandolero, el cual, hace frente al ejército francés a través de pequeñas escaramuzas dirigidas por él. Maurice Ronet, da vida a don José, un sargento vasco que colabora con el ejército francés y del cual, Carmen se enamora. Es una película que contiene todas las características del cine popular español que se hacía en los años cincuenta: tecnicolor, acción, canciones y el eterno glamour de nuestra máxima estrella: Sara Montiel, que logra seducir al espectador y sobrepasar los límites de la censura de la época, creando un personaje voluptuoso y sensual, y sobre todo, sexualmente libre, cuyos amores quedarán plasmados a todas luces en la película, a la que no falta el tópico más racial: el romance de Carmen, la tonadillera, con el torero, Lucas, interpretado por el actor Germán Cobos. Por lo tanto, merece la pena recordar este filme, que tantos ratos buenos nos hizo pasar, pues fue un cine entrañable y familiar, que nos reunía en torno a la televisión aquellas tardes de sábado de nuestra infancia, cuando el tiempo transcurría sin agobios, y nos permitía disfrutar del magnetismo de actrices como Sara Montiel, estrella universal, que logró traspasar fronteras físicas y generacionales, convirtiéndose en un mito imperecedero en la historia del cine español.


LA TENTACIÓN VIVE ARRIBA (1955)







Hablar de esta película es hablar del cine en estado puro, puesto que significó uno de los papeles más deliciosos de Marilyn Monroe, y nos dejó su imagen iconográfica más inmortal: en una noche de verano, las faldas de Marilyn revolotean indómitas al paso del metro de Nueva York. Ella, situada sobre la rejilla, mitiga el calor a través del aire que deja el metro a su paso, y que eleva sus faldas hasta el cielo, mientras intente inútilmente controlarlas con sus manos. A su lado, un asombrado y complacido Tom Ewell, admira las fabulosas piernas del mito, al igual que lo harán las generaciones venideras, puesto que, esta imagen ha traspasado las fronteras del tiempo y del erotismo, subyugando a críticos y a espectadores en igual medida y siendo clave en la imaginería no sólo del cine, sino también del siglo XX.
Dirigida por el maestro Billy Wilder, "La tentación vive arriba" es una comedia audaz e inteligente, como todas las que realizó este genio del séptimo arte, que narra las ensoñaciones sexuales de un americano de clase media (Tom Ewell), cuando su mujer parte de vacaciones junto a su hijo, y él se queda en casa de rodríguez, puesto que su trabajo no le permite ir con ellos. En éstas, aparece en escena una chica que trabaja como modelo, y que ha alquilado el apartamento de arriba (Marilyn Monroe). Ella es rubia, guapísima, y con unas curvas de vértigo, y será la causante de los enfebrecidos sueños de un hombre, que entrado en la madurez y con un matrimonio estable aunque algo rutinario, ve a la chica como la sublimación del deseo. Toda una tentación que se resolverá de una forma mucho más sencilla de lo que prometía, y que entre el principio y el final de la película, dejará en el espectador un buen puñado de risas y de sonrisas, provocadas por la comicidad de dos grandes actores: Tom Ewell y, como no, Marilyn Monroe, que brilla con su inagotable luz durante todo el largometraje.
La dirección magistral de Wilder marca toda la película, dejando su impronta y su personalidad ácida y mordaz, y dejando secuencias que han quedado para los anales de la historia del cine. Cuenta la leyenda que la referida anteriormente escena del metro, la archifamosa secuencia de las faldas, tuvo que ser realizada en los estudios de la Fox, no en la Avenida Lexington de Manhattan, donde se intentó en un principio. La razón: alrededor de Marilyn Monroe se había congregado una multitud de curiosos que no cesaban de aplaudir y vitorear, cada vez que el metro pasaba como un huracán bajo aquel mítico vestido blanco de la actriz, dejando al descubierto su piernas y unas ya legendarias braguitas, que pertenecerán por siempre y por derecho propio a la historia del erotismo cinematográfico. Era tal la euforia desatada entre los cientos de curiosos que rodeaban a la actriz, que, tras varios intentos, el director decidió rodar la secuencia en un plató del estudio. En contrapartida, a quien parece que no le gustó tanto esta secuencia y su rodaje fue a Joe Di Maggio, el por entonces marido de Marilyn, el cual, habiendo presenciado el rodaje y a los fans que no cesaban de mirar y admirar a la actriz, se marchó, presa de un ataque de celos, y cuentan que la bronca con su esposa fue monumental, y que, entre otras razones, provocó el divorcio del matrimonio. Finalmente, y ya en el ambiente más tranquilo de los estudios de la Fox, se rodó una de las secuencias más célebres y míticas de la Historia del Cine, que encumbró a Marilyn Monroe y añadió una obra maestra más a la carrera del director austriaco. La película está basada en una obra de teatro de George Axerold que se había estrenado en Broadway, y sus diálogos chispeantes y llenos de simbología sexual, fueron censurados por el código Hays, sin embargo, la película es divertidísima, con secuencias antológicas y llenas de comicidad provocadas por los continuos desvaríos de Richard Sherman, el personaje interpretado por Tom Ewell, cuya imaginación se desborda, y por la chica interpretada por Marilyn, cuya ingenuidad y dulzura, llena la película desde el mismo momento de su aparición.


PICNIC (1955)






Joshua Logan fue un director que provenía del mundo del teatro, y que realizó para el cine la adaptación de algunas de las obras teatrales que habían triunfado en Broadway, entre ellas, "Picnic", una obra de William Inge, que se estrenó en 1953 y que obtuvo el premio Pulitzer al mejor drama ese mismo año. Esta magistral película, repleta de grandes momentos, está protagonizada por una de las máximas estrellas de Hollywood de aquellos años: William Holden, un gran actor que había trabajado con los mejores directores y actores, (desde Billy Wilder, en la magnífica "El crepúsculo de los dioses" (1950), al lado de Gloria Swanson, hasta George Cukor en "Nacida ayer" (1950), junto a la extraordinaria Judy Holliday). En "Picnic", Holden se ve magníficamente acompañado por una joven y bella Kim Novak, en uno de sus primeros papeles para el cine, y por actores de la talla de Rosalind Russell, en un papel secundario, pero muy lucido, donde realiza una de sus mejores interpretaciones.
William Holden interpreta a Hall Carter, un hombre a punto de entrar en la madurez, que no ha encontrado su lugar en la vida, y que vagabundea de un lado para otro en un intento desesperado por hallarlo. En uno de estos viajes, llega a un pueblo de Kansas donde prevé visitar a un antiguo amigo de la universidad, Allan Benson (Clint Robertson) el cual es uno de los hombres más ricos del pueblo. Allan tiene una novia, Magde, interpretada por Kim Novak, que vive con su madre y con su hermana, encarnadas por Betty Field y Susan Strasberg, y también con una maestra de secundaria madura y soltera a la que le alquilan una habitación. Hall llega para alterar la rutinaria paz que existe en el mundo de unos personajes que, a lo largo de la película irán mostrando sus frustraciones y anhelos, y que todas ellas, junto con la pasión que surge entre Hall y Magde, estallarán en el picnic que anualmente se realiza en el pueblo y donde Magde es nombrada reina de las fiestas.
En el papel de Hall, William Holden despliega todo su magnetismo sexual, en un papel hecho a su medida, despertando la líbido del vecindario femenino. Es un aventurero seductor y con encanto, con un pasado lleno de peripecias que quiere conseguir estabilizarse, eligiendo, quizás equivocadamente, como tantas cosas en su vida, este pueblo de Kansas para hacerlo. Magde (Kim Novak) es la reina de la belleza del pueblo, novia de Allan, que prefiere la vida inestable y aventurera que lleva Hall, a todas las comodidades que le puede ofrecer su novio, Allan, con todo su dinero. De gran belleza y algo inexpresiva, Kim Novak, como Magde aparece espléndida en la película, marcándose un tórrido baile con Hall, el personaje interpretado por Holden, que dará la medida de la pasión
que se desata entre ellos desde el primer día en que se vieron.
Rosalind Russell realiza una brillante interpretación en el papel de maestra solterona que aún no ha perdido la esperanza de subirse al tren del amor, pero que, poco a poco, y con el paso del tiempo, y viendo que ese tren no llega nunca, sus deseos se van transformando en desesperación y amargura, siendo un personaje dramáticamente patético.
Clift Robertson, interpretando al arrogante Allan, también está estupendo y una jovencita Susan Strasberg, en el papel de hermana de Magde, también se luce como actriz.
Por tanto, es una película llena de pasión, de personajes de personalidades variadas, de erotismo incontrolado, cuya fórmula no es sino el talento y el buen hacer de todos los que forman parte de ella. Fue nominada a seis oscars, ganando dos: a la mejor dirección artística y al mejor montaje. Todo un clásico de los que hay que revisitar de vez en cuando, para recordar aquellas películas que basaban su éxito en un buen guión, en un director extraordinariamente solvente, en unos actores de primera línea y en una puesta en escena envidiable.









10 comentarios:

  1. Enhorabuena por tu regreso y a lo grande, con tres películas que marcaron también mi inquietud cinéfila. Siempre nos quedarán esas escenas inolvidables, esos actores y actrices que hicieron historia. Lo dicho, enhorabuena y no nos dejes sin estos maravillosos artículos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por seguir este blog. Celebro que te haya gustado este reportaje donde hago un repaso por tres películas que nos hicieron pasar ratos fantásticos, y, que aún nos los hacen pasar. También reivindico la importancia del carisma de las estrellas dentro de las mismas, el talento de los directores y la calidad de los guiones. De todo ello surge la magia del cine. Gracias de nuevo por tu comentario.

      Eliminar
  2. Todas hemos querido ser alguna vez Sara, Marilyn o Kim, vernos reflejadas en estas estupendas películas,soñar con él cine, con él séptimo cielo. Agradezco este buen reportaje, los carteles muy buenos, un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu comentario y me alegro de que te haya gustado tanto los artículos como los carteles. El cine clásico es inconcebible sin las estrellas que poblaban sus películas, sin esos actores y actrices que nos hacían soñar con su magnetismo y sus interpretaciones. Gracias de nuevo y un saludo.

      Eliminar
  3. Este cine que como bien dices nos reunía en casa para verlo en familia, ¡si pudiésemos regresar al pasado!, fue nuestra escuela cinematográfica, al acabar recuerdo que lo comentábamos, era nuestro particular "Días de cine". Crecimos con los conocimientos suficientes para que nadie nos pillara por sorpresa, sabíamos de premios, de qué novela se había extraído tan interesante guión, de las trayectorias de los actores, hasta pegábamos alguna fotografía en nuestra carpeta de clase y qué decir de los posters que decoraban nuestra pequeña habitación. Pero mucho antes de todo ésto, cuando aún no teníamos televisión, era la radio la que nos transportaba a este séptimo cielo, las voces las ponían ellos; el resto, nuestra imaginación. Ahí, en esas emisoras de sueños iban incluídas obras de teatro, seriales, un largo etc... que nos marcó de forma indeleble, nos enseñó a escuchar.
    Es curioso que Kim Novak se llamase en realidad Marilyn, y por ello decidieran cambiarle el nombre. También es curioso que Holden se sintiera a gusto en papeles de hombre solitario, desarraigado, como el era realmente, un gran actor, un hombre atormentado. Wilder en las distancias de estos dos filmes trabajó con Marilyn y con Holden. La película de Sara no la he visto pero sí las otras dos, y puedo reafirmar que son clásicos irrepetibles. El cine lo vemos a menudo como obra de sus protagonistas pero es el resultado de un enorme equipo que tras la mano maestra de un director deja su impronta en ese extenso metraje del cine de nuestras vidas. No habrá otro Billy Wilder nunca, sigue siendo uno de mis directores favoritos. Y tu sigues ahí, por suerte, con tu blog, para recordarnos que el cine sigue vivo, el cine de nuestra infancia, el de nuestros padres, el de nuestra vida. Enhorabuena por este precioso reportaje.Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias por este maravilloso comentario, nada más puedo añadir, porque estoy totalmente de acuerdo en todo lo que dices. El cine ha sido muy importante en nuestras vidas ya que además de disfrutar con sus historias y sus protagonistas, servía de nexo de comunicación a las familias. Crecimos así, en torno a la mesa, viendo y aprendiendo del buen cine, y después venía una parte imprescindible: tras la película, la comentábamos. Estas tres películas forman parte de mi vida, y estas tres estrellas, de mi mundo de iconos cinematográficos, a los que he dibujado en varias ocasiones. En el caso de Sara Montiel, fue un ídolo nacional al que mis padres admiraban y nos enseñaron a nosotros a admirarla y a seguirla. A Marilyn, fuimos nosotros la que la descubrimos en un lejano 1979 y enseñamos a nuestros padres a quererla y admirarla. A William Holden, lo vimos en muchas películas, y nos encantó con sus magníficas interpretaciones en "Traidor en el infierno", de Billy Wilder o "Picnic", la película que he comentado. Por tanto, y como tu has dicho , el cine fue un elemento de comunicación y de unificación familiar frente a aquellos televisores en blanco y negro. Muchas gracias por tu comentario de nuevo, que me anima a seguir con el blog. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Gracias por volver a recomendar cine de calidad y compartir tu talento. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti, Antonio, celebro que te haya gustado esta nueva entrada con estas tres películas tan distintas, pero que todas tienen en común el talento y el entretenimiento. Un abrazo.

      Eliminar
  6. Excelente regreso, no vuelvas a dejarnos tanto tiempo sin tu blog, el trabajo bien hecho siempre tiene recompensa, para los que te seguimos, para ti por que se nota que el cine es parte de tu vida. Hasta la próxima

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tus palabras de ánimo, intentaré publicar más a menudo. Efectivamente, el cine ha estado muy ligado a mi trayectoria vital y personal, tanto es así, que fusioné el cine con otra de mis aficiones favoritas, que es el dibujo y la pintura. Este blog es el resultado de ambas. Gracias de nuevo y saludos.

      Eliminar