viernes, 17 de diciembre de 2021

LA SONRISA DE VERÓNICA

 




      Atravesó la luz de parte a parte y sus ojos azules se anegaron de lágrimas, pues se hallaba entre bambalinas, dando color a su piel, tersa y blanquísima. Se preparaba para actuar, como siempre, y respiraba profundamente frente al espejo mientras daba los últimos retoques a su rojizo cabello. Una música suave sonaba entre las paredes de su camerino donde se sentía auténticamente libre y sus labios esbozaron una sonrisa abierta, sincera y feliz, la famosa sonrisa de Verónica. Venía, sin embargo, de pasar noches oscuras de vientos y tempestades, de lluvias que calaban su cuerpo hasta humedecer sus huesos, de miedos provocados por la presencia vigilante de lobos de tres cabezas y fauces afiladas. Pero ahora, todo era distinto. Ahora vivía en en el ensueño de una ilusión que siempre tuvo: la de volver a ser una niña. Mientras se maquillaba lo había estado pensando, pero en estos momentos, era una mujer y era una actriz, y de las grandes. Se sentó en el pequeño sofá a la espera de esa voz que la llamara a escena, y su pensamiento seguía volando tan inquieto como un colibrí. Pensó en su padre, dirigiendo sus primeros pasos en el cine, con tanta dedicación y amor, y también en su madre, la escritora que inculcó en ella su pasión por el saber. Luego vino a su mente la figura de su hermano, pilar que sostenía paredes fundamentales de su vida y por último su hija, que vivía dentro de su corazón. Volvió a sonreír atrapada por el vaivén de su memoria y con serenidad seguía a la espera. Se encendieron los focos y comenzó la música que daba inicio a la función teatral. Entonces escuchó la voz que la llamaba: "¡Verónica, a escena!". Se levantó y se acercó entre las tramoyas y antes de salir, vio a su público expectante y sus ojos azules, húmedos de dulzura, se dejaron guiar por una emoción incontenible, mientras de su boca, salía la primera frase de la obra: "Ya estoy aquí, siempre estuve con vosotros y ya no me marcharé". Y mientras lo decía, sonrió una vez más, sin darse cuenta de que su sonrisa iluminaba el mundo.


      Este relato está dedicado con todo mi respeto, admiración y cariño a una actriz maravillosa, Verónica Forqué, que, inesperadamente, esta semana ha iniciado su viaje a las estrellas. Hasta siempre, Vero, y muchas gracias por todo lo bueno que has aportado a este mundo con tu talento y como ser humano, que ha sido mucho. Vuela alto.






2 comentarios:

  1. Pues si como tú dices está actriz ha sido muy buena qué pena que se nos haya ido Verónica Forqué pero siempre la tendremos en nuestros recuerdos bonito relato y real.

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    1. Muchas gracias, Paqui, para mí, Verónica Forqué era una de mis actrices favoritas y de las más queridas, la he seguido desde siempre y he querido dedicarle un homenaje con esta entrada. Me alegro de que te haya gustado. Un abrazo.

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