lunes, 21 de julio de 2025
EL HOMBRE DEL ABRIGO GRÍS
viernes, 11 de julio de 2025
LLUVIA Y CAFÉ
martes, 24 de junio de 2025
UN CUENTO POR SAN JUAN
Las aguas se agitaban sin orden ni concierto, sin una dirección concreta, rodeando las rocas en un abrazo húmedo y brutal, como si quisieran deshacerlas. Caía la noche y ella, con su larga melena pelirroja enmarañada por el viento, miraba desde la orilla al infinito de un mar cuajado de esperanza. Su enamorado volvía de un viaje en su barca humilde, pero fuerte y resistente como el corazón de una encina. Después de dos años, Armando regresaba a sus brazos, tras un tiempo de luchas y de aventuras en busca de un futuro feliz con ella. Ella se llamaba Elsa. Era la noche de San Juan, noche de promesas y sortilegios, noche de encantamientos y de juegos frente a las llamas vibrantes y bailarinas de la luminarias que los lugareños encendían en la playa, pidiendo deseos o conjuros. Elsa esperaba la barca que traería a su lado a Armando y la esperaba de pie, firme frente al viento y las olas, mientras su joven corazón se aceleraba cuando en la espera escuchaba el rugir de las aguas que, cada vez más bravías, chocaban contra las rocas sobre las que se aferraban sus pies. Algo presentía Elsa, algo le decía su corazón y, en su rostro comenzó a verse una transfiguración que iba de la primera esperanza a la desolación. A lo lejos, y a pesar del ruido de las olas, se escuchaba cantar a los pescadores, que danzaban en torno a una hoguera:
"Dime niña, bella rosa,
¿donde está tu amor querido,
que no escucha tus suspiros
y tus pétalos deshoja?"
La noche se cernía con misteriosas ráfagas de luz que destacaban sobre el azul oscuro de un cielo mágico y sobrecogedor. Elsa miraba al horizonte y por fin pudo ver un barco que, al vaivén de las olas, parecía de papel. Era la barca de Armando que regresaba. De repente, dio un viraje y se escuchó un crujir de maderas, un chasquido escalofriante, en un golpe brutal y, acongojada, vio la barca destrozada sobre las aguas, las velas rasgadas y pedazos de tablones que eran arrastrados por las olas con una fuerza inusitada. Ella gritó llamando a Armando con todas sus fuerzas, pero nadie respondió. Volvió a gritar, pero solo obtuvo el silencio por respuesta. Cayó de rodillas mientas el agua del mar se mezclaba con sus lágrimas, cuando cerca de ella, descubrió una cajita de madera, la abrió y descubrió un anillo de oro con una esmeralda y una nota de Armando:
"Te querré siempre, más allá de la vida, cuando todo tenga sentido y cada San Juan, te traeré flores de los mares envueltas en mis besos."
El cuerpo de Armando no fue encontrado, pese a que su búsqueda duró varias semanas, pero su alma reposaba diáfana y serena en el corazón de Elsa, que cada año por San Juan, regresaba a la playa y entre cánticos y lumbres enardecidas, recordaba a su prometido, y lo esperaba hasta que el sol despuntaba emergiendo del mar, como una luz inmensa que extendía sus tonalidades anaranjadas y violetas sobre la playa, mientras las aguas bailaban con los últimos sones de una vieja canción de pescadores.
jueves, 15 de mayo de 2025
ROMERÍA DE SAN ISIDRO
San Isidro Labrador
da de beber a a los bueyes,
mientras las flores del campo
con la brisa se adormecen.
Las mujeres de la aldea
alegres cantan y bailan,
bajo un cielo azul de mayo
cuajado de nubes blancas.
Junto al río resplandece
de olor la flor de la jara
y subiendo a la colina
de lavandas perfumada,
un cántico de jilgueros
se escucha muy de mañana.
Se despereza el romero
cuando el rocío lo despierta,
y avisa a las amapolas
que crecen por las veredas.
El canto de la perdiz
por los olivos resuena,
lo escuchan las margaritas
que bajo el sol reverberan.
Y el viejo cauce del río
le da al agua un sonajero,
que acompaña a las canciones
que cantan los lugareños.
Llegando a la ermita está
San Isidro Labrador,
y la tarde se va abriendo,
comienza a bajar el sol,
llenándose de alegría
el pantano Dañador."
Aquí os dejo un poema sencillo y popular que acabo de componer dedicado a San Isidro y a la romería que se celebra hoy en mi pueblo y en tantos otros. Para ilustrarla, os dejo una foto de la carroza que hicimos mis amigos y yo a principios de los 80 (creo que fue la primera que se hizo, aparte de la del santo). Ha llovido bastante desde aquello, pero fue una verdadera delicia su realización y luego, la posterior celebración de la romería, donde disfrutamos de un día de campo extraordinario, al amparo de la juventud y de la amistad. ¡Feliz Día de San Isidro!
viernes, 9 de mayo de 2025
SOLE GIMÉNEZ: LA VOZ DE LA EMOCIÓN
El espíritu de "Presuntos Implicados" rondaba en el pequeño, bello y elegante Teatro Cervantes de Linares con la presentación de Sole Giménez, la vocalista del mítico grupo, que cumple 40 años en la profesión y que ha decidido celebrarlo por todo lo alto con un doble disco donde han colaborado grandes artistas, como Joan Manuel Serrat, Miguel Poveda y otros y una serie de conciertos que está llevando por toda la Península. De hecho, el inicio del concierto fue una inyección de emoción y energía que nos hizo vibrar a todos los que tuvimos la suerte de poder presenciarlo. Con "Cada historia", una canción hermosa y potente, se iniciaba un evento cuajado hasta la médula de sensaciones que traspasaban la piel, para tocarnos en lo más profundo de los sentidos y del corazón. Los primeros acordes musicales nos trajeron a la diva vestida impecablemente, con un elegante traje de chaqueta blanco y una sonrisa cálida y acogedora, con la que nos daba la bienvenida al concierto. Segundos después, sonó su voz. Y ya todo fue como un paréntesis en nuestras vidas, irrumpiendo en la monotonía de las mismas de la forma más hermosa posible, desgranando una canción tras otra. Su voz, limpia, armoniosa y libre, se dejó escuchar en un teatro poblado de admiradores de "Presuntos Implicados", pero también de una cantante extraordinaria como es Sole Giménez, que con su ductilidad supo ir haciéndonos olvidar poco a poco al grupo para ir introduciéndonos en otros registros, otras aventuras musicales, donde ella, acompañada de tres músicos excepcionales (al piano, a la guitarra y a la percusión) brilló con toda la intensidad de una auténtica estrella, demostrando su enorme calidad sobre el escenario. Así, interpretó "Aguas de marzo", del brasileño Antonio Carlos Jobim, "Aquellas pequeñas cosas", de Joan Manuel Serrat, "Un ramito de violetas", de la inolvidable Cecilia o "La flor de la canela", de Chabuca Granda, en homenaje y recuerdo a María Dolores Pradera (será imposible olvidar la emotiva interpretación que Sole realizó de esta bella canción que tan popular hiciera María Dolores, y que ella consigue llevar a su terreno de una manera precisa y mágica, con un remate final de la misma donde demostró la amplitud de su voz, que se apoderó del teatro y de todos los que allí contemplábamos y escuchábamos conmovidos aquel alarde de facultades vocales y artísticas). Estrenó un tema escrito y compuesto por ella con motivo de esta gira, "Celebremos", y cautivó al público con su ritmo alegre y vital, y como no, se acordó de Valencia, lugar donde ha vivido durante casi toda su vida, tan castigado por la dana y por la indolencia y pasividad de algunos políticos, y lo hizo con una hermosa canción de Fito Páez que comienza así "Ahora que casi todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón...". La emoción no cesaba. Después regresó a "Presuntos Implicados" y nos deleitó con un tema delicioso: "Mil mariposas", donde la sensibilidad de la intérprete fluyó como una brisa suave y cálida que se acentuó cuando acometió la interpretación de "Mi pequeño tesoro", una canción dedicada a su hijo, y por supuesto, llegó la belleza de "Alma de blues", un tema profundo, nocturno y lírico dedicado a esa extraordinaria cantante que fue Billie Holliday. Más emoción y el temblor de una noche redonda y mágica, acariciada por el eco de una voz en plenitud, con matices de todos los colores. Escuchamos también de su voz el verdadero y emotivo significado del tema "Muñequita linda", titulado en realidad "Te quiero, dijiste", una canción que siempre se ha asociado al amor romántico, de María Grever, una gran compositora mexicana, pero que en realidad estaba dedicada a la hija pequeña fallecida de esta mujer, autora también de grande éxitos como "Júrame" o "Cuando vuelva a tu lado", otorgando una nueva dimensión y una nueva realidad a tan famosa canción y recordando con ella a todas las mujeres que han sido grandes compositoras y que permanecen en el más injustificado olvido, reivindicándolas y elevando su importancia a la de los autores masculinos. Por último, "Cómo hemos cambiado", puso al público en pie y con todo el mundo coreando y bailando al son de esta canción, terminó un concierto íntimo y pletórico de poesía, sentimiento, música (esos solos de piano acariciaban el espíritu, llegando a la emoción sin dificultad) y voz, donde Sole Giménez, la voz de la emoción, única y expresiva, potente y cálida, que inundó el Teatro Cervantes con generosidad y verdad.
Tras el concierto, que comenzó a las 21:00 horas y tuvo una duración de dos, pudimos saludar a la artista, la cual estuvo encantadora, amable y llena de simpatía, firmándonos el doble cd de su gira y posando con todos aquellos admiradores que se acercaron al foro del teatro, entre ellos, nosotros. En definitiva, un concierto para no olvidar, por eso he querido subir algunas fotografías que pude realizar con el móvil y este texto, expresando todo lo que se vivió en el tiempo que duró este evento, que fue mucho y todo bueno. Lo pasamos genial.
jueves, 24 de abril de 2025
MELINATA, LA GATA PIRATA
A la gata Melina le encantaban los libros de aventuras. Era una lectora empedernida y pasaba las horas en la biblioteca enfrascada en alguna novela con la que poder soñar y dar rienda suelta a sus emociones gatunas. Le encantaba Robert L. Stevenson y sus libros favoritos de este insigne autor eran "Secuestrado" y "La isla del tesoro", por su clasicismo y vibrante prosa. Otro autor con el que se le erizaban los bigotes era Julio Verne, y siempre soñó con atravesar el mundo como en "Cinco semanas en globo". Pero había aún más, y Melina, imbuida en las aventuras más increíbles, leía con pasión a Alejandro Dumas, del que había leído ya varias veces "El tulipán negro" y "Los tres mosqueteros". Lo mejor de Melina es que soñaba despierta y, entre libro y libro, se imaginaba un mundo extraordinario y mágico donde ella era Melinata, la gata pirata, que surcaba los mares en su viejo barco de barandillas de estrellas y de velas de algodón de azúcar. Melinata luchaba contra don Rampón, un viejo y bigotudo gato al que faltaban dos dientas y media oreja y que a base de crímenes y tropelías, había conseguido el oro y la plata de Petunia, una pequeña isla del Caribe, dejando a sus habitantes sumidos en la más absoluta pobreza. Por eso, Melinata quería encontrar y enfrentarse a ese viejo y tramposo bucanero, y recuperar el botín que era el sustento de los habitantes de la isla. Así viajó y viajó por todos los rincones del planeta, hasta que en Singapur, encontró a un gato azul destartalado y maltrecho al que ayudó y dio de comer. Conversando con él, Melinata supo que se llamaba Reynaldo y que era hijo del sultán de Alhazimina, que había sido secuestrado por don Rampón para exigir un rescate a su padre. Pero el viejo sultán, cuyo corazón era tan duro como los brillantes que almacenaba con avaricia en su palacio de mármoles y piedras preciosas, no quiso saber nada de Reynaldo, su hijo, y lo abandonó en manos del temido y peligroso corsario, que lo torturó durante muchos meses, hasta que una oscura noche, mientras su secuestrador y sus compinches dormían borrachos, pudo escapar ocultándose tierra adentro, mientras las estrellas y la luna permanecían escondidas entre las nubes. A la mañana siguiente, don Rampón, al darse cuenta de la fuga del gato Reynaldo, maulló y gruñó de ira, prometiendo ir en su búsqueda más adelante y, sin más, partió hacia una nueva isla a la que ultrajar. Melinata curó a Reynaldo y juntos partieron en busca del pirata don Rampón, una en busca del oro y la plata robada a los habitantes de Petunia, y el otro en busca de venganza. Tras varios días de travesía por el Mar Zenoico, supieron que don Rampón había atracado en el puerto de Kashigán, y que estaría allí dos días y dos noches. Melinata no pudo contener la emoción y se dirigió rauda hacia aquel lugar, que no estaba muy alejado de su ruta. Y al anochecer, conforme iba llegando al puerto, pudo ver la sombra de la barcaza hecha de chatarra del viejo don Rampón. Armados con una afilada espada y silenciosos y sigilosos como gatos, Melina y Reynaldo subieron a bordo de la barcaza demostrando un valor extraordinario. Primero iba Melinata, asiendo fuertemente su espada y detrás, Reynaldo, que llevaba además un puñal. Parecía no haber nadie en el barco, pero aún así, andaban con cautela, una cautela que no les sirvió de nada cuando fueron rodeados por tres de los secuaces de don Rampón. Melinata saltó hacia delante espada en ristre y cortó de plano los bigotes de los tres gatos, mientras que Reynaldo, de un golpe brusco los derribó y, ya en el suelo, la bravía gata los despojó de sus armas, amenazándoles con rebanarles el cuello si daban un maullido más alto que otro. Reynaldo, mientras tanto, los amordazó y los ató al palo mayor. De repente, oyeron la voz ronca y aterradora de don Rampón que se acercaba, armado con su afilada espada, construida con una aleación especial de hierro, roca y acero, traída de los más lejanos países, con la que era capaz de cortar el tronco de un árbol de un solo tajo. "¿Quién anda ahí?", preguntó en tono sombrío y bravucón, pero nadie contestó. De pronto, el barco se iluminó con la luz de un faro que provenía de estribor y pudo ver a Melinata, con su sombrero de ala ancha y sus plumas de los más diversos colores "¡Soy yo, Melinata, y vengo a que pagues con tu vida tus maldades!". Las risotadas del viejo sonaron en Sebastopol, y, mientras reía de buena gana, la gata Melinata, rápidamente, le propinó un golpe con el puño de su espada en toda la nariz, que lo dejó desconcertado y sin aliento. Don Rampón rugió y levantó la espada contra ella, pero Reynaldo, con su puñal de acero blanco, lo hirió en el talón, escuchándose un quejido terrible cuajado de rabia y de odio. Con su espada atacó a Melinata, la cual, saltó embravecida y pudo evitar un golpe mortal que de un tajo derribó el palo de la vela mayor. "¡Déjamelo a mí!", gritó Reynaldo y le sacudió un golpetazo que lo dejó tumbado bocabajo en la fría cubierta. Don Rampón, traicioneramente, permaneció inmóvil unos minutos y cuando Reynaldo, el gato azul, fue a darle la vuelta para ver si sobrevivía, le clavó la espada hiriéndolo de muerte. Melina actuó y con un movimiento rápido y seco alcanzó con el filo de su espada a don Rampón al que hirió muy cerca del corazón, no logrando sino indignar aún más al malvado gato que, a su vez, golpeó a Melinata brutalmente, cayendo dolorida a sus pies. Pero cuando don Rampón levantó su espada para rematarla, Melinata alzó con gran agilidad la suya y esta vez si que fue directa al corazón, muriendo en el acto el viejo y cruel pirata. Así, herida, maltrecha, pero feliz, Melinata pudo recuperar el oro y la plata robada a la isla de Petunia y todos sus habitantes pudieron vivir felices. Después se dispuso a descansar y a recuperarse, pero pensando ya en una próxima aventura. Y mientras Melinata, la gata pirata, dormía satisfecha tras su victoria sobre don Rampón, Melina despertaba de su sueño y lentamente y con un feliz sopor, se dirigió hacia el comedero de casa, donde dio buena cuenta de su pienso favorito, un pienso de alta calidad de merluza y salmón, que la hizo relamerse de placer mientras pensaba en que todavía no había leído nada de Jack London y de que ya iba siendo hora."
Ayer fue el DÍA INTERNACIONAL DEL LIBRO, y por este motivo acabo de escribir este cuento en homenaje a todos aquellos maravillosos escritores que, dedicados al género de aventuras, nos hicieron soñar en nuestra infancia, en nuestra adolescencia y aún hoy. A los mencionados en el relato habría que añadir muchos más, como Mark Twain, Daniel Defoe o John M. Falkner... por eso, a todos ellos y a mi gata Melina, a la que he ido a rescatar muchas veces, por su amor a la aventura, quiero dedicar esta nueva entrada y también, como no, a todos los que aún siguen leyendo lo que voy publicando en este blog, que continúa siendo una aventura para mí. Gracias.
sábado, 25 de enero de 2025
LAS MENINAS ASESINAS
El pueblo de Madrid hacía años que vivía inquieto, apenas dormía y vivía en un sinvivir desde que a algún mandatario se le ocurrió inundar la ciudad de esculturas que daban vida (y de qué modo) a Meninas que, inspiradas en el famoso cuadro de Velázquez, paseaban durante algunas semanas su palmito por los lugares más emblemáticos de la misma. Los madrileños, angustiados, porque además, no sabían en qué momento se levantarían y contemplarían con horror el regreso de las Meninas a las calles, bebían adormideras y tomaban por toneladas nembutal para poder conciliar el sueño, así como agotaban las farmacias en busca de diazepán para calmar la ansiedad que les provocaba aquella invasión. Apretando los dientes, se armaban de valor cada mañana a la hora de ir al trabajo, pendientes de que el shock provocado por la visión de alguna de aquellas terribles esculturas, que, según muchos, cobraban vida en las frías madrugadas madrileñas, pudiera ocasionarles algún trastorno psíquico o un ataque al corazón. Por fin había llegado el día y una mañana, pese a estar prevenidos, los habitantes de la capital más madrugadores comprobaron que las Meninas habían regresado, que todo era inútil y que durante unas semanas el imperio del terror estético (y, dicen que físico y psíquico) se extendería por una ciudad que en épocas anteriores había sido considerada una ciudad culta, cosmopolita y abierta al mundo y que hoy, sin embargo, era una sombra de lo que fue, mordidas sus esquinas por un esteticismo atroz. Misterios insondables rodeaban a las Meninas, dicen que eran guardianas instauradas sin piedad por la presidenta de la comunidad, la simpar Maribel Pía Obtuso, para asustar y hacer huir a los inmigrantes (y dicen que consiguió gran parte de su propósito, pues muchos de ellos salieron de Madrid disparados, junto con algunos madrileños aquejados de alguna enfermedad cardiaca), o sanguinarias figuras que cobraban vida por la noche entre las que el alcalde, Pepe Luis Peleteira se mezclaba confundiéndose en aquel marasmo de estridencias, dándoles las órdenes pertinentes para que nadie escapara al miedo y para que el aborrecimiento se apoderara de los amantes del arte. La cultura estaba prohibida en Madrid, o mejor dicho, era sustituida por este infame remedo de ella, donde junto con el musical "Bolinche", del temido músico Pacho Lano, torturaban sin el más mínimo atisbo de piedad a los visitantes y a los mismos habitantes de la ciudad, que pululaban por ella como almas que lleva el diablo intentando esquivar a las Meninas, que se habían apoderado del entorno de una manera abusivamente atroz. Madrid, en estos días, durante los cuales estas esculturas hacían su agosto, se convertía en algo apocalíptico y caótico, que poco a poco se fue transformando en un lugar tenebroso, albergando en su corazón de cemento el crimen, porque, efectivamente, aquellos seres inermes y estéticamente reprobables, se llenaban de vida para cometer todos los delitos y tropelías habidos y por haber, llegando incluso a asesinar.
LA MENINA ROJA
martes, 14 de enero de 2025
LA FERIA ABANDONADA