jueves, 30 de abril de 2020

LÉEME







      "Léeme", le dijo mientras recostaba la cabeza en su regazo. Y él la leyó. Comenzó por su cabello, encendido y oscuro, iluminado a ráfagas con un brillo que realzaba su rostro, de tez morena y cálida. La increíble suavidad de éste le proporcionó una aventura sin fin y leyó como una vez se había perdido en su frondosidad y no sabía encontrar el camino de vuelta. Tampoco sabía si quería regresar, abrumado por la blandura de aquellas fibras sutiles, que lo acariciaban enlazándolo y lo arrastraban con su olor a madreselva y jazmín. Siguió leyendo, esta vez en su frente, detrás de la cual, estaba el misterio que encerraban sus pensamientos y que él trataba de descifrar a veces. Sin embargo, hoy en su lectura, descubrió cuanto lo amaba, pues la frente, distendida y calma se abría como un espacio al aire libre, de cielos despejados y límpidos, donde reinaba una brisa tenue y tranquila, que él agradecía. ¡Cuánto deseaba llegar al capítulo de sus ojos!, más apenas unos minutos después, allí se encontraba. Bajo la nobleza de sus cejas perfectas en su placidez, por fin se extravió en aquellos astros hermosos que lo hechizaban y cuya luz parecía encender el universo. Vivió mil hazañas en sus reflejos, sabiéndose siempre perdedor en sus batallas. Sin embargo, los destellos que le proporcionaban sus negras pupilas lo trasladaban a paraísos y oasis que le ofrecían la seguridad y la calma que requería, pero también la pasión. Entonces leyó en ellos que él le pertenecía por entero y que ella era su destino, que él había venido a este mundo solo por ella y acercando sus labios, besó aquellos ojos profundos.
       Su nariz, era una armoniosa cordillera firme y recta por la que se deslizó caminando como un peregrino, hasta que, muerto de sed, se paró a beber en sus labios. Y continuó leyéndola con detenimiento. Esta vez la leyó a besos, descubriendo por primera vez sus secretos, envueltos entre la fruta carnosa y húmeda que ella le ofrecía con agradecimiento y que él tomaba ansioso, pero teniendo constancia de su exquisitez. Nunca fueron unos besos tan reveladores.
      Tras deslizarse por la curva sinuosa y delicada de su barbilla, continuó con el siguiente capítulo: su cuello, esbelto y nacarado, lugar de reposo de sus labios tras la batalla vivida en aquella boca de sensualidad volcánica. Ella se quitó la camiseta y pasó página y a través de sus hombros, él bajó hacia el paisaje de médanos salvajes que conformaban sus pechos, firmes y combativos, que se elevaban como montículos, coronados por las aureolas sonrosadas que los remataban. Siguió leyendo, esta vez con las manos, como un ciego lo haría, escrutando cada letra, cada sílaba, cada palabra, en un conocimiento arduo y placentero, donde sus dedos y las palmas de sus manos leían hábiles como ella se entregaba en una pugna de modelaje dirigida y ejercitada por él, y en la que a ella le apetecía perder. Después de las manos, vino la boca, que supo recorrer aquellos parajes repletos de sensaciones y de dulces peligros y que desató en ella el temblor de las flores ante el viento ardiente que a veces trae la primavera. Después, ella se despojó de la falda y de toda prenda que cubriera su piel y allí quedó a su merced, desnuda y descubriendo como un libro hasta ahora secreto, sus pasajes más puros y prohibidos. Él, sumido en el placer del conocimiento, bajó por su cintura y comenzó la lectura del último capítulo. "Léeme", le volvió a repetir, pero esta vez en un tono menos jovial y más incitante, y él recorrió las últimas frases que habitaban en ella y se sumergió en el sublime hontanar que nacía de su sexo, y cuando finalizó, se encontraba desnudo, abrazado a aquel cuerpo de humedades infinitas y de lecturas múltiples que por fin, era suyo.








6 comentarios:

  1. Jaja Juan Basilio qué sensual, qué imaginación parece tan real como la vida misma, una bonita historia,me has dejado esperando más, hasta la próxima.

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    1. Me alegro mucho de que te haya gustado este relato donde el erotismo y el amor son los auténticos protagonistas. Un abrazo, Paqui!!

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  2. Cuanto me ha sorprendido la lectura de este relato, el confinamiento lleva a hacer volar las sensaciones, saludos Juan.

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    1. Me alegro mucho de que te haya gustado, es diferente a todos los anteriores incluyendo esa parte fundamental del amor que es el erotismo. Muchas gracias por tu comentario, Luis.

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  3. Aquí, lo confieso, me has sorprendido. Nos tienes acostumbrados a moverte entre el verso y el relato, tocaste los cuentos de terror y nos entusiasmó, o tu novela corta a entregas, el humor en algunos relatos, pero seducir y leer a la vez, no salgo de mi sorpresa, has salido muy bien parado, mi más sincera enhorabuena. Un abrazo.

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    1. Hola Rosa, aquí he querido hacer algo diferente, un relato corto donde el protagonista sea el amor aliñado de cierto erotismo. Se puede leer de muchas maneras y ésta es una de ellas, tan libre y sensual como la vida misma. Gracias por tu comentario, ¡¡un abrazo!!

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