sábado, 27 de agosto de 2022

LA PISCINA

 




      Habían alquilado una pequeña casa con piscina en una zona alejada de la ciudad y en ella pasaban varias horas al día, relajándose y tomando el sol. La piscina era pequeña y su parte más profunda no superaba los dos metros, pero para Bárbara y Harry, su tamaño era más que suficiente. LLevaban más de una semana de completa tranquilidad cuando Bárbara desapareció sin dejar ninguna señal. Su marido anduvo buscándola toda la mañana, su móvil estaba allí y su bolso, con todos sus documentos estaba sobre el sofá. Harry sintió cierta preocupación cuando no regresó a la hora de comer, pero Bárbara era así de imprevisible, a veces le daba el punto y desaparecía durante todo el día regresando al anochecer o incluso más tarde. Por ello, restó importancia a la ausencia de su mujer y después de tomar un gintonic, se puso el bañador y bajó las escaleras que daban a la piscina, cuyas azules aguas, curiosamente, estaban revueltas  y no paraban de moverse bravas, en aquella tarde calurosa de agosto, donde no corría la más leve brisa, y donde un sol apagado como un candil, parecía decirle a Harry que algo no iba bien. Se sumergió de golpe en las frescas aguas teñidas de azul y comenzó a bracear intentando relajarse haciendo unos largos. Lo que le extrañó sobremanera era que en la zona de la piscina menos profunda, ahora no podía tocar el fondo y esta zona no llegaba al metro diez de profundidad. De repente un enorme remolino azotó la piscina y casi lo expulsa fuera de ella, mientras él intentaba sin éxito hacer pie. Sin más, se puso a bucear y pudo comprobar como el fondo de la piscina no tenía límite, era como un gran agujero negro que no terminaba nunca y él se estaba quedando sin respiración. Emergió en busca del aire y volvió a sumergirse y mientras descendía notó como un manotazo en su cara, y pudo ver algo borroso que surgía de las profundidades, era como una especie de raro animal, cuyas extremidades parecían dos alas que brillaban aún debajo del agua como si fueran de plata. Volvió a subir a la superficie y asustado, salió de la piscina y se tomó otro gintonic, no sin antes comprobar si Bárbara había regresado. Allí seguían sus cosas y, de ella, ni rastro. El atardecer se cernía en unos tonos rojizos y malvas y unas nubes negruzcas lo dominaban todo, cuando Harry, se lanzó de nuevo a la piscina. Nadó un buen rato, quería agotarse, aquello era como un mal sueño que le instaba a preocuparse cada vez más por su mujer. Intentó bucear de nuevo y de la oscuridad abisal del fondo de la piscina surgió un cuerpo extraño que chocó contra él de una forma brutal, hiriendo sus brazos y sus piernas. Después volvió a chocar y esta vez, notó en la espalda como unas cuchillas la desgarraban lenta y profundamente. Se encontraba en la superficie, intentando con desesperación nadar hacia la escalerilla para salir de aquellas malditas aguas, cuando vio flotando a su lado la cabellera rubia de Bárbara, recogida con un broche que él mismo le había regalado. Después vio uno de sus dedos y parte de su antebrazo, un poco más allá vio flotando una de sus piernas y minutos después, pudo comprobar como las aguas de la piscina se volvían rojas con su propia sangre, pues aquella cosa, a la que no había podido distinguir verazmente, había desgarrado su garganta y cercenado sus miembros, que flotaban a la deriva en un remolino de horror y de sangre, en un festín de muerte orquestado por aquella fuerza maligna a la que con sus vidas, habían ayudado a sobrevivir. Tardaron dos semanas en anunciar la desaparición de la pareja, y todavía, pese a las investigaciones llevadas a cabo, no han logrado averiguar qué fue de ella. El misterio solo lo saben las aguas de la piscina y la criatura que se alimentó de sus cuerpos.






4 comentarios:

  1. Madre mía cualquiera se mete ahora en una piscina , genial

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    1. Hay que tener cuidado en qué piscina nos metemos, nunca se sabe lo que puede ocurrir... muchas gracias por leer y comentar y me alegro de que te haya gustado el relato con el que finalizo el mes de agosto. Saludos!!

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  2. Juan Basilio lo has bordado, genial jaja no me compraría una casa con piscina, bueno fuera bromas bonitos relato parece tan real volveremos a vernos me ha gustado mucho.

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    1. Jajaja, bueno, todas las piscinas no son como ésta, afortunadamente. Muchas gracias por leer y comentar, y me alegro mucho de que te haya gustado. ¡Un abrazo y ya nos veremos!

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